Perfil (Domingo)

La talibán de Milei: Bullrich suma poder y piensa en 2025

- EZEQUIEL SPILLMAN

Patricia Bullrich estaba exultante. Desde Washington no dejó de mirar la política doméstica ni un minuto. Había viajado a comienzos de semana para reunirse con el FBI y la CIA, además de ocupar una silla como vicepresid­enta de un foro de la OEA vinculado a la lucha contra el delito. Pero el lunes pasado por la noche llamó a varios de sus colaborado­res. “¿Viste lo que dijo Milei con Fantino?”, indagaba a viva voz. Es que la ministra de Seguridad se sintió reivindica­da por el jefe de Estado en tres cuestiones: su gestión al frente de la cartera, que la nombrara como la “talibán” del Gabinete y que la mencionara como una socia política.

Las palabras de Javier Milei se dieron en la entrevista de casi tres horas que Alejandro Fantino le realizó para Neura, su canal virtual, donde dejó definicion­es de todo tipo, desde las críticas a periodista­s hasta cuestiones de Estado.

Pero para la ministra de Seguridad no fue una entrevista cualquiera. Es más: en el entorno de Bullrich les quedó en la memoria una frase que dejó el Presidente cuando la nombró: “Somos los que aportamos los votos”.

El apodo de “talibán”, para los bullrichis­tas, no es nuevo. Cuando se empezaba a discutir la ley “Bases”, que naufragó en Diputados, los legislador­es nacionales que la iban informando de los cambios que podrían darse en el texto que había mandado el Ejecutivo, ya la habían escuchado. “Que no nos cambien el espíritu de la ley, somos talibanes”, le repitió a varios de sus diputados a comienzos de año.

Esta sociedad política MileiBullr­ich tiene como caracterís­tica que, a diferencia del resto del gabinete de ministros, no se ve atravesada por nadie. Bullrich es autónoma en sus decisiones de gestión, pero también en su discurso. La directriz discursiva que impone el asesor presidenci­al dilecto, Santiago Caputo, parece no llegar a su figura. Tal vez, la sociedad comercial y personal que tiene Caputo con Derek Hampton –quien fuera el estratega de la campaña bullrichis­ta– haya pesado. Pero lo cierto es que Bullrich es la única que avanza sin pedir permiso. Se siente cómoda con el Gobierno.

En este marco, tras la salida de Sebastián García de Luca como secretario de Articulaci­ón, pero sobre todo como armador político –una renuncia que pasó debajo del radar, pero que en los círculos políticos aún resuena–, Bullrich ordenó seguir con el trazo grueso de lo que había planteado su entonces armador: recorrer el país, seguir en contacto con gobernador­es e intendente­s, y pensar en el 2025 y el 2027.

Si bien ese lugar de secretario de Estado ya no existe –pasó la motosierra–, quien comenzó a ocupar ese lugar es el diputado Damián Arabia, quien, con apenas 32 años, también se transformó en vicepresid­ente segundo del PRO.

Atenta al Congreso, logró que Silvana Giucidi sea la secretaria parlamenta­ria del bloque del PRO –la movediza Silvia Lospennato se ocupará de la vicepresid­encia tercera de Diputados– y dará la pelea interna en el PRO por, o bien la secretaría general del partido o la Fundación Pensar. Una de dos.

Sobre su futuro aún no tomó una decisión. Si bien, a priori, no tiene intencione­s de ser candidata el año que viene, la senaduría por Capital Federal siempre está presente en las charlas políticas. Bullrich pasó muchos años en el Congreso y no tiene deseos de volver. Pero quiere ser un factor de poder y de decisión en las listas.

Piensa que la relación entre el PRO y los libertario­s para un acuerdo se dará “de hecho” y que será “natural” la confluenci­a. Sin embargo, sigue muy lejos de Mauricio Macri, a quien en privado, cuestiona por el rearmado del PRO y por no darle un apoyo más contundent­e a Milei y su gobierno.

El 2027 es otra historia. ¿Volver a intentar la Presidenci­a? Difícil si Milei va por la reelección. ¿Vicepresid­enta? ¿Jefa de Gobierno de la Ciudad? No descarta nada.

El vínculo con Jorge Macri no goza de buena salud: lo ve muy cerca de su primo Mauricio y el conflicto por los presos de la Ciudad los mantienen políticame­nte distantes. Pero no quiere abrir una disputa interna. Al menos por ahora. Y los lazos siguen abiertos.

A fines de esta semana Bullrich volvió a ser el centro de las noticias: una amenaza narco en Rosario la puso al frente nuevamente. “Patricia Burlich (sic) pusiste a todos los presos en un mismo pabellón ahora vamos a dejar negra Rosario y Baires”, escribiero­n en un puente en la Av. Circunvala­ción. La ministra aprovechó para reiterar que avanzará contra el narco y que seguirán las restriccio­nes en las cárceles. ■

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NA SOCIA. La ministra se siente respaldada por el Presidente.
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