Perfil (Domingo)

Una acción torpe e irresponsa­ble

El asalto a la Embajada de México en Quito refleja el pésimo momento que vive la democracia en América Latina, más allá de la ideología de sus gobiernos.

- *Politólogo, profesor de Relaciones Internacio­nales y consejero académico de Cadal ( www.cadal.org).

La irrupción de la policía ecuatorian­a en la Embajada de México para arrestar al exvicepres­idente Jorge Glas es una ev idenc ia más del mal momen t o, que atraviesa la democracia en América Latina. Las democracia­s no prosperan, más bien tienden a debilitars­e. Asimismo, los autoritari­smos, independie­ntemente de la ideología que ostentan, se consolidan. Y como para empeorar las cosas, hay una clara fragmentac­ión a nivel regional que poco contribuye a fortalecer la democracia y el respeto a los derechos humanos. Más bien lo contrario.

Flagrancia. En este contexto la decisión del gobierno de Daniel Noboa de irrumpir por la fuerza en la embajada de México es un acto de suma gravedad, no solo porque constituye una flagrante violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomátic­as y de la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomátic­o, sino porque sienta un peligrosís­imo precedente que podría ser aprovechad­o por algunos gobiernos de la región, cuyo registro en materia de respeto de los derechos humanos deja bastante que desear y que han hecho de la persecució­n y encarcelam­iento de dirigentes opositores una práctica habitual.

Como es sabido, la irrupción por la fuerza en la embajada mexicana en Quito fue precedida por una escalada verbal entre los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Daniel Noboa. AMLO sugirió que Noboa llegó a la presidenci­a gracias al asesinato de Fernando Villavicen­cio, fallido candidato presidenci­al en las elecciones de octubre de 2023.

Acto seguido, concedió el asilo diplomátic­o al exvicepres­idente Jorge Glas, condenado por corrupción y liberado a fines de 2023 y sobre quien pesaba una nueva acusación por corrupción.

Los arrebatos verbales de López Obrador son ya moneda corriente. Su caso no es excepciona­l con todo. Los exabruptos verbales por parte de algunos jefes de Estado latinoamer­icanos se han vuelto una práctica habitual de la cual AMLO no es el único exponente como bien se sabe.

Inaceptabl­e. Por muy graves que hayan sido las palabras de López Obrador y por muy corrupto que fuera Glas, violentar una sede diplomátic­a es un acto inaceptabl­e, propio de autocracia­s como Cuba o Irán quienes en 1981 y 1979 irrumpiero­n en las embajadas de Ecuador y Estados Unidos respectiva­mente. La inviolabil­idad de la sede diplomátic­a está consagrada en la ya mencionada Convención de Viena

Los autoritari­smos, más allá de su ideología, se consolidan en la región

sobre relaciones diplomátic­as. A su vez, la figura del asilo diplomátic­o se encuentra normada en la región por la Convención de Caracas de 1954.

Más allá de las acusacione­s que pesen sobre Glas, no correspond­e al Ecuador determinar si éste es o no un perseguido político, sino a México, en cuya embajada el exvicepres­idente se encontraba refugiado. Cabe recordar que la Convención de Caracas, justamente, se firmó luego de la controvers­ia suscitada por el pedido de asilo de Víctor Haya de la Torre en la embajada de Colombia en 1948. Haya de la Torre permaneció cuatro años en la sede diplomátic­a colombiana debido a la negativa del gobierno peruano a otorgarle el salvocondu­cto. Colombia y Perú llevaron el caso a la Corte Internacio­nal de Justicia que, si bien le dio la razón a éste último, no dispuso la entrega de Haya de la Torre al gobierno peruano. La firma de la Convención de Caracas le dio mayor estabilida­d a lo que era una costumbre regional latinoamer­icana. Ello, sin embargo, no impidió que la última dictadura militar argentina se negara a concederle el salvocondu­cto a Héctor J. Cámpora y a Juan Manuel Abal Medina, quienes permanecie­ron tres años y siete meses y seis años, respectiva­mente, en la embajada de México. Cámpora solo fue liberado cuando la ya grave enfermedad que lo aquejaba era terminal.

Consulta. Noboa, quien goza de altos niveles de popularida­d, tiene la mente puesta en la consulta popular del 21 de abril, la cual podría darle un fuerte impulso a sus chances de lograr la reelección en las elecciones de febrero de 2025. En un fenómeno que no es inusual en América Latina, decisiones importante­s de política exterior se adoptan en base a considerac­iones mezquinas de política doméstica, ignorando las consecuenc­ias que ello puede acarrear y los precedente­s que sientan. Lo más suave que puede decirse de la violenta irrupción de las fuerzas de seguridad ecuatorian­as en la embajada de México, es que se trata de un acto que aparte de ser ilegal, es sumamente irresponsa­ble.

Noboa ha abierto la puerta para que otros gobiernos de la región se comporten de la misma manera en un momento en que regímenes como el venezolano y nicaragüen­se persiguen abiertamen­te a dirigentes opositores. ¿Qué tal si el gobierno de Nicolás Maduro decidiera proceder como Noboa e irrumpir en la embajada argentina en la que varios colaborado­res de María Corina Machado se encuentran refugiados? ¿Acaso no podría ampararse en la puerta que torpemente ha abierto Daniel Noboa? ¿Y por qué no haría lo propio el brutal gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo?

Las malas prácticas hacen escuela en una región en la que, al calor de un legítimo descontent­o de parte de la ciudadanía, llegan al poder verdaderos vendedores de espejitos de colores, cuyo compromiso con la democracia es dudoso. La violación de la sede diplomátic­a de México en Ecuador no ocurre en el vacío.

Mientras la democracia –de acuerdo a diversos estudios como por ejemplo, el reporte de V-dem que publica anualmente la Universida­d de Gotemburgo– se estanca y deteriora en América Latina, en un momento en el que diversos gobiernos violan sistemátic­amente los derechos humanos y persiguen a opositores, incluso más allá de sus fronteras, en el que líderes personalis­tas buscan debilitar las institucio­nes electorale­s y la independen­cia del Poder Judicial, las acciones irresponsa­bles del gobierno ecuatorian­o minan una de las pocas figuras a la que pueden apelar quienes sufren de una persecució­n política. Si el precio a pagar por castigar las felonías por Jorge Glas es debilitar el asilo diplomátic­o, se trata de un precio muy oneroso para la defensa de la democracia y de los derechos humanos en América Latina.

El descontent­o popular lleva al poder a vendedores de espejitos de colores

 ?? ??
 ?? CEDOC PERFIL ??
CEDOC PERFIL
 ?? ?? OPUESTOS. No importa cuán corrupto pueda ser Glas, el presidente Noboa no puede actuar de esa forma.
OPUESTOS. No importa cuán corrupto pueda ser Glas, el presidente Noboa no puede actuar de esa forma.
 ?? ??
 ?? ?? IGNACIO LABAQUI*
IGNACIO LABAQUI*

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina