la libertad como esencia
“Algunos artistas gustan de gritar para demostrar que somos noticia, especialmente cuando el medio es mediocre. Muy fácil es exponer o querer pasar a la perpetuidad. Hay muchas formas de ser historia. Pero la más acertada es dejar algo para las nuevas generaciones y para mí ese algo sería la libertad de expresión, porque la libertad no sólo debe reflejarse en el espejo.” La cita corresponde a unos dichos de Enio Iommi de fines de los años 70. La libertad como esencia del artista para penetrar en un mundo lleno de contradicciones para dejar un camino lleno de libertades. Las que el mismo escultor se había tomado para sí y con las que hizo una carrera inmensa guiada por el abandono, justo en el momento que la libertad se transformaba en una forma de estar cómodo.
Amadeo Azar comprende con esas palabras su propio camino. Ejerce el libre albedrío para componer una exposición delicada y compleja y rinde homenaje a su apellido. Múltiple en sentidos y en obras. Papeles , esculturas, videos, objetos y fotografías de los que se sirve para dar cuenta de la potencia de su arte. Las esculturas de Naum Gabo, Gyula Kosice, Raúl Lozza le sirven para hacer un ejercicio de traducción. No sólo porque retoma sus imágenes sino porque las pasa a otra técnica: las pinta con acuarela. Las aligera, las hace perder su peso en la modernidad y se las apropia imaginariamente para un quehacer y contemplación en el arte contemporáneo.
Con las imágenes de imágenes, con fotografías de esas obras pintadas por él mismo e impresas en el mismo papel que soporta el peso leve de ese material, con marcos à la Madi, consigue una puesta en abismo del proyecto de la modernidad, al tiempo que exhibe su delicado virtuosismo y su pensamiento profundo sobre el arte del siglo XX.