El cine en una cajita de cartón
Una pequeña caja de cartón impresa en azul y negro. Los dibujos que la decoran prometen viajes, aventuras, maravillas del mundo natural y el encuentro con personajes animados. Antes de la televisión, cuando ir al cine era una actividad masiva a la que la población acudía más de una vez por semana, hubo una manera de llevar esos mundos a los hogares. Los proyectores de películas de 16 mm fueron, después de la Segunda Guerra Mundial, el vehículo para acceder a ese misterio: el cine en casa.
En Buenos Aires, los pequeños rollos se alquilaban o adquirían en comercios como, por ejemplo, Casa América. Ese era el negocio de CINEPA, una firma constituida con ese fin, una actividad que la mantendría activa por décadas. Sus ambiciones no se limitaban a comercializar cortos de cine silente como los de Charles Chaplin, Carlitos para los argentinos, o viejos dibujos de Disney. El plan inicial era producir material original para su recorrido hogareño y, si era posible, ocasionalmente, con exhibición en cines, ambición por demás difícil en aquellos tiempos, pero que en algún momento se logró.
Todo podía caber en el interior de ese rollito de entre doce y quince metros, en un pequeño carrete de cartón, con el CINEPA S. A. PRODUCTORES estampado en plata.
Podía ser un viaje al Norte, un compilado de temas de Oscar Alemán, el reportaje a algún ídolo del box, el fútbol o la natación. O el fuerte de la productora: dibujos animados argentinos como Plácido, la vizcacha creada por Jorge Caro, o los refranes animados de Jorge Burone Bruché. Leemos a los costados del estuche: dibujos animados, temas de divulgación general: documentales, deportivas, variedades. Un mundo. La Warner y la Metro podían estar a miles de kilómetros de las casas porteñas, pero en ellas CINEPA jugaba de local, con personajes que vestían alpargatas o ropa de gaucho y se permitían chistes como renombrar a conocidos puntos de referencia de la calle Corrientes.
Diversión garantizada.
Los videocasetes y los DVD también estaban muy, muy lejos. Como ahora. Unos años después cajas similares alojaron copias en 16 mm de los spots publicitarios enviados a los diferentes canales, como tiraje a ser incluido en las tandas. Pero esas ya son otras cajas y otra historia.