Perfil (Sabado)

Unos 4.300 marinos de los tiempos de la dictadura siguen en funciones

- MARIANO CONFALONIE­RI

En 1994, los marinos Juan Carlos Rolón y Antonio Pernías fueron a defender sus pliegos de ascenso al Senado de la Nación. El escándalo que se desató fue mayúsculo: se trataba de dos personas que habían integrado, junto a Alfredo Astiz, la patota de la ESMA que comandaba Jorge “el Tigre” Acosta durante la última dictadura militar. Pese a ello, Rolón y Pernías seguían en actividad y el Gobierno buscaba promoverlo­s. El impacto mediático hizo que, a pedido del entonces presidente Carlos Menem, la Armada retirara sus pliegos.

La mancha del menemismo la arrastra el kirchneris­mo. César Milani no es el único militar que estuvo en actividad durante la dictadura: según informació­n oficial, hay al menos 1.048 oficiales y 3.318 suboficial­es de la Marina que siguen en actividad a pesar de haber estado en funciones durante los años de plomo.

Los datos surgen de un pedido que realizaron organismos de derechos humanos en el marco de la megacausa en la que se juzga a los militares que actuaron en el mayor centro clandestin­o de detención. La respuesta la brindó el Ministerio de Defensa cuando estaba en manos de Nilda Garré, hoy al frente de la representa­ción en la OEA.

Los registros se acotan a la Marina porque las otras fuerzas no ofrecieron los datos. Es decir, puede haber más militares involucrad­os en la dictadura que sigan trabajando como si nada. Pero la estructura represiva no sólo está vigente en las fuerzas de seguridad nacionales. En la policía de la provincia de Buenos Aires hay más de nueve mil efectivos que prestaron servicios en la dictadura y siguen trabajando. Así se desprende de la causa por la desaparici­ón forzada de Jorge Julio López. Cuando López desapareci­ó, un fiscal de delitos de lesa humanidad descubrió que 14 de los policías que había señalado el albañil en su declaració­n en el juicio a Miguel Etchecolat­z no sólo seguían en funciones, sino que eran vecinos de López.

Los datos contradice­n a un modelo de gobierno que levanta las banderas de la lucha por los derechos humanos. Para la abogada Myriam Bregman, querellant­e en la causa ESMA, esto ocurre porque, desde la anulación de las leyes de Obe- diencia Debida y Punto Final, el kirchneris­mo ha decidido mantener el criterio para las condenas: sólo se juzga a las cadenas de mando y a aquellos represores que fueron identifica­dos por las víctimas.

“La identifica­ción por parte de las víctimas es minoría, porque a los detenidos ilegalment­e los tenían aislados, con vendas en los ojos. Y salvo en casos excepciona­les, como el de Astiz, que no tenía problemas en mostrarse y reconocer lo que hacía, el resto quedaron todos impunes”, graficó Bregman. Los registros indican que hay 370 condenas por genocidio, y de ese total, sólo 28 con sentencia firme.

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TELAM JUZGADOS. Ricardo Cavallo y el Tigre Acosta, por la ESMA.
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TELAM ASTIZ. Fue condenado en la megacausa y sigue en prisión.

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