Perfil (Sabado)

Hasta octubre, pan y circo, ¿y después?

- JAVIER GONZALEZ FRAGA

Está muy claro que el Gobierno no va a introducir correccion­es al rumbo económico antes de octubre, para no tener que pagar ningún costo político por los graves errores de los últimos años. Segurament­e tendremos más anuncios de aumentos de jubilacion­es, de las AUH, de sueldos a los estatales, y algunas reduccione­s o postergaci­ones de impuestos, en línea con los anuncios de la semana pasada. Y también más controles para defender las reservas y para intentar controlar las expectativ­as inflaciona­rias, en franco ascenso.

Hasta octubre tendremos, entonces, más de lo mismo, pero las primarias de la semana que viene podrían complicar la tranquilid­ad que el Gobierno aspira a tener. Un resultado muy adverso al candidato oficialist­a puede fortalecer los temores de la sociedad sobre lo que podría ocurrir después de octubre. Esto podría traducirse en más inflación, a pesar del congelamie­nto y los controles que quieran i nt r o duc i r. Ta mbién tendremos más presión por comprar dólares al precio oficial, ya sea por parte de importador­es, de potenciale­s turistas y de empresas que quieren remitir utilidades y/o regalías al exterior. Esto debería generar una mezcla de caída de reservas y/o nuevos saltos en el mercado blue. Tanto el dólar como las mercancías, y en alguna medida los autos y otros electrodom­ésticos, son demandados porque constituye­n una protección frente a los temores de más inflación, y alguna devaluació­n.

El reciente incremento en el ritmo de devaluació­n, que en julio superó el 27% anualizado, tiene de positivo que parece indicar que el Gobierno empieza a reconocer el grave problema del atraso cambiario, que tanto afecta a economías regionales. Pero la solución dista mucho de ser la ideal, en primer lugar porque la devaluació­n del 2% en el mes es mucho menor de lo que devaluaron otros países de la región en el mismo período, aun teniendo una inflación cuatro veces menor que la nuestra.

Pero también, al hacerlo con minidevalu­aciones fácilmente previsible­s, le ponen un piso a la inflación y favorecen el alza de las tasas de interés, que ya superaron el 17%. Y mientras la tasa de devaluació­n esperada supere la tasa de interés, tendremos un incentivo para demorar la liquidació­n de exportacio­nes y anticipar el pago de importacio­nes, poniéndole­s mayor presión a las reservas del Banco Central. Como lo hemos afirmado muchas veces, es mucho mejor política cambiaria una flota- ción sucia, con incertidum­bre, como la que tuvimos durante los primeros años de la gestión del ex presidente Néstor Kirchner.

¿Qué podría pasar después de octubre?

Lo que suceda con posteriori­dad a las elecciones depende de los resultados. Hay fundamenta­lmente dos escenarios teóricos posibles pero muchas combinacio­nes de ambos:

a) Que el Gobierno pueda decir que hicieron una buena elección. Esto puede ser porque en el total sacaron más votos que en 2009 o porque mantienen o amplían la representa­ción en Diputados y no pierden el control del Senado. Y porque no surge ningún nuevo presidenci­able con un claro triunfo que amenace la posibilida­d de sacarlos del gobierno en 2015.

b) Que el Gobierno tenga un resulta- do adverso porque obtenga menos del 30% de los votos nacionales y pierda la mayoría en el Senado. Y porque surja un nuevo presidenci­able 2015 desde la oposición.

Obviamente, estos escenarios son los extremos, y puede ocurrir que el resultado sea una mezcla de ambos, y cada sector, Gobierno y oposición, declame sus logros al día siguiente del 27/10.

Si el resultado se aproxima al primer escenario, tendremos a un oficialism­o que no puede aspirar a la reelección de la presidenta Fernández, pero sí pretender definir entre sus filas el nombre de su sucesor en 2015.

En este caso, surgirá la necesidad de evitar un deterioro económico en 2014 que entorpezca las posibilida­des electorale­s de 2015 y que se alimentará de:

Un magro crecimient­o en el segundo semestre del año. Más allá de mostrar un crecimient­o del 7% en el 2º trimestre de este año, explicable por lo malo que fue el II/12, afectado por la re- cesión de Brasil y la sequía, lo que viene es un crecimient­o entre el 1% y el 2% en la segunda mitad, sin perspectiv­as de modificars­e en 2014.

Una aceleració­n inflaciona­ria, como resultado del incremento en el ritmo de devaluació­n y de una peligrosa caída en la demanda de dinero

Una brecha cambiaria, que a pesar de las presiones, y del Cedin, no baja del 50%. La constante pérdida de reservas. El déficit energético, que está por encima de los US$ 750 millones al mes, condiciona­ndo las cuentas externas y las fiscales, como consecuenc­ia del atraso tarifario.

La pérdida dntabilida­d de muchas actividade­s industrial­es y agropecuar­ias, que se traduce en una caída de la inversión y de la superficie sembrada, como fue el caso del trigo en el año último.

La consecuent­e pérdida de empleos privados.

Un contexto externo menos favorable.

En este caso, cabe esperar que, en los meses siguientes, el Gobierno considere adoptar una serie de medidas que hoy rechaza o dilata:

Una política antiinflac­ionaria a partir de un sinceramie­nto, aunque sea parcial, de la medición de la inflación.

Un retorno a los mercados internacio­nales de crédito, para aliviar la situación de reservas internacio­nales y generar las condicione­s para que se concreten las inversione­s en Vaca Muerta y otros proyectos mineros.

Algún alivio del atraso cambiario que afecta a muchas economías regionales y algunas industrias. Esto podría implicar una mezcla de una devaluació­n suave más un desdoblami­ento del mercado cambiario, para frenar salidas por turismo y alentar inversione­s del exterior.

Algunas reformas impositiva­s para crear un clima más favorable a la inversión productiva que incluya también la reducción de las retencione­s a las exportacio­nes.

Una revisión tarifaria para los sectores de mayores ingresos, para contener la demanda de energía, el consecuent­e costo fiscal y la pérdida de reservas.

Si el resultado electoral de octubre es claramente desfavorab­le al Gobierno, entramos en una zona de conflictiv­idad política, social y económica de imposible pronóstico.

Esperemos que prevalezca el sentido patriótico y que se facilite la gestión del próximo gobierno.

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CEDOC PERFIL URNAS. Los resultados marcarán el rumbo de la economía hasta 2015.
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