SOL Y POLITICA
Se atribuye a Henry Ford la frase que dice: “Si hubiera preguntado a las personas qué necesitaban, me hubieran dicho: caballos más rapidos y más fuertes”. Frente a la demanda, Ford desarrolló el automóvil. Lo mismo que hizo Ford, pienso deben hacer aquellos que abrazan la Ciencia Política, es decir, escuchar las problemáticas de la gente, pero no proponer las mismas soluciones que el sentido común susurra en el oído del electorado. Hacer esto último es pura demagogia que alcanza para ganar una elección, pero no resuelve nada. La gente pide aumentar el “quantum” de las penas a los delincuentes, cuando la ley Blumberg ya llevó la pena máxima de 25 a 50 años con acumulación de delitos y poco se ha resuelto desde entonces. ¿La seguridad, pues, ¿no será un tema complejo que debe abarcarse desde el ámbito educativo, social, cultural, laboral, económico y por supuesto también policial-judicial en cuanto a mejorar la eficiencia en la detención, juzgamiento y condena de delincuentes)? ¿Podemos creer que municipalizando las policías, no habrá diferencia de recursos entre municipios pobres y ricos, entre grandes ciudades y pequeños pueblos de las provincias? ¿No se irán los mejores cuadros hacia los municipios que puedan pagar más? ¿No se gastará más en armas, uniformes, patrulleros, cámaras de televisión, etc., si cada intendente debe negociar por separado con empresas privadas su contratación? ¿Por qué candidatos acerca de los cuales aún dudamos de que asuman como legisladores (ya que antecedentes sobran de candidaturas testimoniales) no proponen soluciones serias? Quiero decir que la Ciencia Política ha intentado respuestas y la praxis en muchos países ha demostrado su eficacia, cuando hay voluntad en aplicarlas. Recuerdo que el gobierno de Chile envió a Sarmiento a estudiar los sistemas educativos de Europa; que Rivadavia en la “feliz experiencia” importó el sistema lancasteriano de enseñanza; que el gobierno surgido de la Revolucion Francesa le encargó a Alexis de Tocqueville el estudio de la democracia en América y su sistema penitenciario. Creo que ejemplos abundan de aplicación de Ciencia Política, sin demagogia, sin tratar de halagar los sentidos de los votantes. El desafío es, pues, comportarse como estadistas y presentar propuestas como personas de Estado, estudiosos de la ciencia que es conocimiento cierto por las causas en la definición aristotélica, y no opinión, pareceres o sensaciones de la gente. Si la ciencia fuera sólo sentido común, todavía seguiríamos enseñando que el Sol gira alrededor de la Tierra.