La primera película centrada en la AMIA amenaza generar polémica
Con el memorándum con Irán aún en suspenso, el atentado a la AMIA pasó de la cartelera de la política nacional a la del Festival de Cine de Mar del Plata, donde esta semana fue exhibida la película Esclavo de Dios, un policial que tiene como telón de fondo el ataque que dejó 85 muertos y centenares de heridos en 1994. Su estreno comercial será el 12 de diciembre y promete polémica, ya que en Venezuela fue acusada de pro sionista por sectores chavistas y en el Reino Unido ofendió, por el contrario, a la comunidad judía que reside en ese país.
“Estoy seguro de que va a haber polémica en Argentina. Es una película que genera polémica. Aunque es balanceada, tiende a ofender a ambas partes del conflicto porque una no quiere ver a la otra. Me encantaría que ayudara a reimpulsar la investigación judicial y a instalar mediáticamente el tema”, confió a PERFIL el venezolano Joel Novoa Schneider, director del film.
El largometraje retrata a dos personajes ficticios, Ahmed, miembro de una célula dormida, que tiene como misión protagonizar un tercer atentado horas después del ataque a la AMIA, y David, un agente del Mossad que trabaja en la Embajada de Israel en Buenos Aires. Sus caminos se entrecruzan en la trama, que, según sus realizadores, tiene un mensaje de paz y tolerancia. “La idea siempre fue crear una ficción dentro de este contexto, que es real. Se trata de un llamado a la paz. Para hablar de la paz, hay que hablar de la guerra”, agregó el venezolano, que investigó la causa judicial.
En Caracas, dirigentes chavistas tildaron a Esclavo de Dios de “basura pro sionista” y la boicotearon. Además, antes de su proyección, el gobierno de Nicolás Maduro ordenó que se emitiera en cada sala un breve documental sobre la causa palestina, sin aclarar que no tenía nada que ver con la película. Aun más graves fueron las amenazas de muerte a su protagonista, Mohamed Al Khaldi, un asilado político en Venezuela que nació en Kuwait.
El film cuestiona la idea de matar en nombre de Dios, tan en boga en la política internacional tras los atentados del 11S. “Los terroristas son esclavos de su propio Dios. Pero Dios no es así. El fundamentalismo es el que crea el problema”, agregó Al Khaldi.