Perfil (Sabado)

Matar por demás

- LAURA QUIÑONES URQUIZA*

Los noviazgos violentos tienen la particular­idad de que muchas veces son percibidos como normales, y el miembro más vulnerable de la pareja tiene miedo de hablar de ello por vergüenza. En muchos casos, la mujer cree merecer esa violencia, ya que su autoestima ha sido llevada hasta el piso y entonces tiende a creer que el agresor la golpea porque “la quiere y la cela así”, o simplement­e porque este tipo de violencia ha sido naturaliza­da a raíz de este vínculo tóxico.

Dependiend­o de la localizaci­ón, intensidad y profundida­d de las lesiones, las 49 puñaladas que recibió Serena indicarían que lo que se intentó es “matar por demás”, producto de una ira o de un automatism­o epiléptico, si es que los cortes son agrupados en una zona específica o podrían estar relacionad­as con el piquerismo. ¿Qué significa esto? Que esta cantidad de cortes tiene un sentido netamente sexual aunque hayan sido efectuados antes, durante o luego de la muerte, y donde la fantasía del agresor es la penetració­n sustitutiv­a de la víctima, y se da mayormente en lo que se conoce como homicidios sexuales.

En principio, todo indica que este caso podría encuadrars­e en lo que se conoce como feminicidi­o, donde a la mujer se la castiga hasta la muerte por su condición de mujer. En el Congreso Mundial de Perfilació­n Criminal, la doctora Guadalupe Castillo (México) presentó casos de feminicidi­os con múltiples heridas de arma blanca. La particular­idad de todos era que en el cuello iba el cuchillazo final.

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