EN PALERMO, UN PH ANTIGUO CON MUEBLES MUY ORIGINALES
Reciclado y con altísimos techos, tiene un touch japonés y el estilo personal que le dio su dueña, una decoradora.
Los entrepisos son, siempre, un elemento visual muy interesante. Esta fue la principal reforma que hizo la dueña (que a su vez tiene una casa de decoración, Phyl), una vez que compró el PH, en 2002. A partir de ese elemento visual tan definitorio se establece una estructura pensada para que se luzca la deco. Muchos y bellos muebles, creaciones originales para la vivienda y un toque oriental, fruto de la admiración de la dueña por las artes visuales japonesas. Un ejemplo puede verse en el living, en el cual hay un gran sofá, de la casa de muebles de la dueña de casa, y una araña, que es una herencia familiar. El espacio se completa
con un gran hogar de piedra y madera y una gran cantidad de objetos traídos de distintos viajes. “Me gusta siempre llevarme algo de los sitios adonde voy”, explica la decoradora. Otro de los elementos visuales que fue enfatizado es el contraste entre lo viejo y lo nuevo: el conjunto genera una grata perplejidad al espectador. Donde más se percibe el toque japonés es en la cama, diseño de la dueña de casa, “bajita, estilo tatami. El biombo es de la marca Nordiska. Las lámparas están apoyadas directamente en el piso, siguiendo el toque informal. La de plumas se la hizo especialmente una amiga y la turquesa tiene un gran valor sentimental (otro recuerdo familiar), y es vintage. El biombo con los zapatos es uno de los rasgos más personales de la vivienda: la dueña es fanática de los zapatos y ella eligió especialmente que estén a la vista. Además, se encuentra orgullosa de “lo más lindo y cómodo que tiene el casa es que la cocina y el living están integrados. Me pareció mejor no poner una mesa de comedor y usar la barra que separa la cocina del resto del ambiente como única mesa”, según explica. La dueña, que vive sola, está muy poco durante el día en la casa. Pero los fines de semana se encuentra con sus amigos y familia: calidez, estilo personalísimo y una “historia”. Allí, donde Palermo es tan Hollywood como Buenos Aires, se consiguió que también Japón se cuele por la rendija.