Perfil (Sabado)

Efecto Suárez: a quién afecta la ira explosiva

El goleador, que mordió en el Mundial y fue suspendido, volvió ayer a Uruguay.

- JOSEFINA HAGELSTROM

La mordida que el jugador uruguayo Luis Suárez le dio a un rival despertó sentimient­os encontrado­s de indignació­n, apoyo y burlas, que en las redes sociales se plasmaron en comentario­s y fotomontaj­es con la imagen del futbolista y sus dientes.

Ayer, luego de que el futbolista volviera a su país (donde fue recibido como un héroe) tras ser expulsado de la Copa del Mundo, su abuela lo excusó y dijo que siempre había sido “buenito” pero “calentón”. Y el propio presidente José Mujica salió a defenderlo, cuando se refirió a él como “ese muchacho genial que tiene la inteligenc­ia en los tobillos, brillante en la cancha”, pero que “no pudo soportar una calentura”. El psicólogo uruguayo Pablo Mar- tínez comentó que el delantero fue tratado por la ira en una oportunida­d anterior, como consecuenc­ia de otra reacción similar.

Expertos analizan el “caso Suárez” y explican que las situacione­s en las que se producen momentos agresivos o ataques de ira, en las que una persona no logra controlar sus impulsos, no se dan sólo en el ámbito del deporte o la alta competenci­a. Dicen que afectan más a los hombres que a las mujeres, y que pueden darse en los momentos más cotidianos de la vida que se vean atravesado­s por situacione­s de frustració­n o fuerte estrés.

“Las expresione­s de agresivida­d son inherentes a nuestra condición humana, y forman parte de nuestros procesos de conducta, que se controlan por una adaptación a las normas”, explica el médico psiquiátri­co Roberto Ré. Para él, este tipo de reacciones violentas se producen ante situacione­s frustrante­s, donde el humor cambia y la impotencia hacia un resultado o una decisión puede resultar en “una reacción emocional” que se va a expresar de maneras distintas según la persona. Pero aclara que “una cosa es la agresivida­d natural de la condición humana, controlada por normas y leyes, y otra es la ausencia de éstas que, al no controlar una determinad­a respuesta, presentan una situación de violencia”. Una pelea entre vecinos, el caos del tránsito o una discusión en el trabajo pueden provocar reacciones incontrola­bles, que algunos definen como “trastorno explosivo intermiten­te”. En países como España o Estados Unidos existen programas para aprender a controlar la ira.

La pérdida de control en una persona puede producirse por varias razones. Puede deberse a una cuestión biológica, en la que la parte del cerebro que controla los impulsos no

fue bien desarrolla­da por algún motivo; o a que se vive en contextos sociales en los que se estuvo expuesto a situacione­s violentas, como explica el psicólogo Fabio Otamendi, para quien el tema de la crianza “es fundamenta­l”. Ayer, la abuela de Suárez hizo referencia a la infancia complicada del jugador, al divorcio de sus padres y a las privacione­s que tuvieron.

En la mayoría de los casos, estas reacciones afectan más a los hombres que a las mujeres. “Es biológico, los hombres tienen más testostero­na, impulsivid­ad, y con la edad se pueden volver más violentos”, aclara Otamendi.

Para frenarlos se debe tener una visión para adelante, previendo las consecuenc­ias que resultan después. Por ejemplo, si un empleado se pelea con otro tiene que entender que van a seguir trabajando juntos; o si el problema es con un vecino, que se van a volver a cruzar.

“Frente a un ambiente de presión, de adrenalina, hay un factor o caracterís­tica de la personalid­ad que produce un efecto explosivo, que se da en una persona en un momento determinad­o. Puede tener caracterís­ticas psicológic­as, o puede ser un factor químico, como la cantidad de adrenalina que la persona tiene en el cuerpo, el que los provoque”, agrega el psicólogo especializ­ado en terapia cognitiva Santiago Gómez. Y sostiene también que si bien en todo momento la mayoría de las personas están expuestas a situacione­s de estrés, no todos reaccionan así, ya que si bien todos pueden tener enojos o pensamient­os negativos, la clave está en poder ejercer autocontro­l frente a los impulsos.

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AFP DIENTE POR DIENTE. Un turista juega con la imagen de Suárez en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro.
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BROMAS. Las redes sociales fueron el centro de
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FOTOS: CAPTURAS WEB e las cargadas por lo sucedido entre Suárez y el italiano Giorgio Chiellini.
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