Perfil (Sabado)

Los beneficios impositivo­s se definían a dedo y sospechan que hubo coimas

Hasta 2012, la AFIP no tuvo un protocolo para regular las moratorias con bajos intereses. Hubo 1600 favorecido­s, entre grandes empresas y organismos públicos. El rol de CFK.

- EMILIA DELFINO

La Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) otorgó a grandes empresas, como las de Cristóbal López, el beneficio tributario conocido como “el 32”, y lo hizo de manera “discrecion­al” y bajo “criterios políticos”. En varias ocasiones dependiero­n no sólo de la aprobación de Ricardo Echegaray, entonces titular del fisco, sino también de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Así lo confirmaro­n esta semana a PERFIL fuentes oficiales del gobierno kirchneris­ta, de la actual administra­ción y testigos directos de las negociacio­nes.

La AFIP no tuvo un protocolo oficial que determinar­a qué condicione­s debían cumplir las empresas para lograr que la AFIP les permitiera ingresar en moratorias con bajos intereses y plazos de hasta 10 años, especialme­nte diseñadas para ellas. Al menos hasta el caso Ciccone. Eso demostrarí­a para el nuevo Gobierno que “los 32” fueron otorgados a quienes el kirchneris­mo quería otorgársel­os.

PERFIL accedió a algunos de los benefi- ciados con “el 32” durante la era K. Algunas de las más importante­s: Metrovías -que tiene la concesión de subtes-, Benito Roggio, Sancor y la constructo­ra Iecsa -del primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra-. Hay también varias empresas de transporte de pasajeros que por autorizaci­ón de la Jefatura de Gabinete recibieron el beneficio porque si no estaban en un plan de pagos no podían cobrar los subsidios. Y numerosas empresas de medios de comunicaci­ón. “El 32” podía otorgarse para deudas en IVA, ganancias y cargas sociales. El caso de Critóbal López es paradigmát­ico porque se lo dieron después de que dejara de pagar un impuesto que le cobraba a los usuarios de sus estaciones de servicio cuando compraban nafta y usó esos fondos para comprar otras empresas, como reveló La Nación. “Todas las grandes empresas se financian con los fondos que deberían destinar al pago de impuestos, es el problema de no tener capacidad de crédito en la A rgentina”, explicó un tributaris­ta acostumbra­do a lidiar con “el 32”. “El problema es que se usaba el dinero de los impuestos para financiars­e con el aval del Gobierno”, responden desde el macrismo.

El nuevo titular de la AFIP, Alberto Abad, ordenó una auditoría completa de los 1.600 beneficiar­ios del plan de pago autorizado por el artículo

Las firmas usaban el dinero de los impuestos para financiars­e sin tomar crédito

32 de la Ley de Procedimie­nto Tributario Nacional. En el organismo sospecha que algunas empresas lograron a cambio de un porcentaje de la deuda negociada. Apuntan a funcionari­os públicos y al menos a un estudio contable relacionad­o con un miembro del organismo. En el entorno de Echegaray lo desmienten.

La Oficina Anticorrup­ción (OA) abrió ayer una investigac­ión del patrimonio de Echegaray y sus colaborado­res cercanos, tras el pedido de Carrió.

¿Fue discrecion­al la decisión de qué empresas se beneficiab­an con moratorias especiales? “Sí”, admiten en el kirchneris­mo. ¿Fue por cuestiones políticas? “Muchas veces, otras para salvar empresas que se quedaban en la calle”, agregan. “Fue legal”, aclaran. ¿Fue lo correcto? “Fue legal”, repiten. Sólo por caso, un intermedia­rio recordaba esta semana cuando llamó a un alto funcionari­os de la AFIP para pedirle que otorgue un “32” a una ONG. “Olvidate, eso l decide la Presidenta”, le contestaro­n.

Cuando estalló el escándalo Ciccone, la AFIP decidió establecer nuevas reglas para las empresas beneficiad­as. Se establecie­ron dos requisitos: la limitación de la distribuci­ón de dividendos y el mantenimie­nto de los puestos de trabajo.

Antes de eso, no existían condicione­s oficiales y la regla era la discreción.

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