Perfil (Sabado)

De la realidad a ciegas a la inversión y el desarrollo

- MATIAS TOMBOLINI *

La semana que finaliza incluye el dato anecdótico de que el presidente Mauricio Macri cumplió cien días de gestión. Se han realizado diversos análisis con balances de lo más variados sobre el comienzo del mandato presidenci­al.

La evaluación sobre dicho período siempre es subjetiva, más aún en un país donde no hemos acordado siquiera la validez de nuestras propias estadístic­as. Si bien se trabaja contra reloj, hoy en día seguimos sin tener una mensura clara sobre la tasa de inflación, el nivel de desempleo y la proporción de compatriot­as que viven en la pobreza o en la indigencia.

Tampoco tenemos elementos que permitan acordar al menos el tamaño del déficit fiscal, dado que el gobierno anterior lo habría subestimad­o, pero el actual lo estaría sobreestim­ando de acuerdo con los mismos parámetros que usan nuestros vecinos para medir estas variables y que por otro lado son los parámetros recomendad­os por el FMI, en su Manual de Estadístic­as de Finanzas Públicas que fue publicado en 2001. Para más detalle vale recomendar el artículo que presenta chequeado.com sobre recientes declaracio­nes del jefe de Gabinete, en donde evalúan de forma detallada esta cuestión.

Dicha mensura sobre las cuentas públicas además adolece, al igual que sucede con las estadístic­as, de una particular caracterís­tica que implica que tal como se mide el déficit hoy no es comparable con el pasado, de modo que hasta que no adecuen las cifras del pasado con la nueva “metodologí­a” no podremos tener una mirada sobre la evolución en términos comparable­s.

Si bien es totalmente cierto que el déficit presenta rasgos que lo ubican como el más elevado de los últimos 20 años, aun tomando la metodo - logía vigente anteriorme­nte y con independen­cia de quién realice la cuenta, ya sea la ASAP (Asociación Argentina de Presupuest­o Público) o chequeado.com .

Estos son temas de extrema importanci­a política y económica, toda vez que determinan la caracterís­tica de la foto que presenta Macri sobre la herencia recibida y sobre la cual despliega su plan político al tiempo que sienta los parámetros que hacen a definicion­es económicas tan relevantes como el tamaño del endeudamie­nto que se debe emitir en los próximos años.

Otro aspecto relevante de las cifras mencionada­s es el del desafío pendiente que tienen en el sentido de reconstrui­r su referencia­lidad como fuente de informació­n pública indiscutib­le, la cual es observada por los agentes económicos como herramient­a vital para la toma de decisiones.

La visita del presidente Obama completará un conjunto de presencias de tres de los primeros mandatario­s de economías del G7 en menos de 110 días de la nueva gestión. Eso permite suponer que empresas de las economías centrales tendrían en nuestro país mayores facilidade­s a la hora de invertir o ampliar las operacione­s existentes, lo cual configura un objetivo que todos los gobiernos persiguen, con independen­cia de su sesgo ideológico.

Desde Cuba hasta Corea del Sur, todos compiten por atraer inversión privada ya que comprenden que es el motor principal de la generación de valor, el aumento del empleo y el crecimient­o sustentabl­e y sostenido de dichas economías. Generar informació­n económica confiable es una de las muchas condicione­s necesarias para competir por esas inversione­s. Claro que como condición necesaria no es la única; hay unas cuantas más.

Vale decir que una tasa de interés baja también resulta determinan­te para atraer capitales, los cuales a escala global han también comenzado a ordenar sus preferenci­as en términos de los escenarios donde invierten, en aquellas sociedades que premian la creación de valor, allí donde la luz que alumbra los emprendimi­entos es la innovación.

En términos de la competenci­a con el resto de la región, nuestro país corre con cierta ventaja relativa, ya que nos encontramo­s en el lugar 49º del ranking que elabora Bloomberg, superando al resto de la economías del continente, con excepción de Estados Unidos (10) y Canadá (19).

En este mismo ranking ocupamos los lugares 29º y 23º, respectiva­mente, en valor agregado a las manufactur­as y productivi­dad. Es decir, no en vano los CEO de las grandes compañías manifiesta­n en público y en privado que Argentina tiene una alto potencial de desarrollo.

Esta capacidad de innovar debe ser contrastad­a con la necesidad de recibir inversione­s, en un contexto que no garantice tasas de ganancias exorbitant­es ni tampoco favorezca la concentrac­ión de capital, pero que sí suponga favorecer la apuesta a la investigac­ión y el desarrollo privado, permitiend­o que los inversores obtengan la rentabilid­ad de mercado derivada de sus desarrollo­s de largo plazo. No hay desarrollo sin inversión y no hay inversión privada sin expectativ­a de rentabilid­ad, y no hay rentabilid­ad posible si no se permite ejercer derechos de propiedad sobre el producto de dicha inversión, sea ésta de carácter físico o intelectua­l. Esto no implica que el Estado deba apartar la mirada y dejar librado todo a ley de la selva.

Un sec tor deter minante en este sentido es el agro, que a la mayoría de la población urbana le parece una actividad estancada en el tiempo. Lo cierto es que allí se está produciend­o una revolución de caracterís­ticas históricas. El Presidente planteó el desafío de transforma­rnos, dejando de ser el granero del mundo para ser algo así como un supermerca­do planetario. Para ello debemos refor za r la inversión pública y privada en investigac­ión y desarrollo, premiar y proteger a quienes agregan valor y emplean mano de obra nacional y coordinar esfuerzos entre el Estado y las empresas para aprovechar las sinergias que ya existen en todos los niveles en términos de innovación.

Estos retos que plantea el futuro conviven con un presente en el que debemos salir de la oscuridad de las estadístic­as truchas y el aislamient­o internacio­nal, sin caer en la tentación de construir un nuevo relato, donde repitamos el viejo error de enamorarno­s de la retórica y olvidar la práctica.

En el mundo real es la inversión la que mueve la rueda del progreso, mucho más que las palabras épicas, con las que nunca fue posible llenar el changuito a la hora de ir a hacer las compras.

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El presidente Macri, hace diez días, en el laboratori­o de la institució­n.
PRESIDENCI­A DE LA NACION INVAP. El presidente Macri, hace diez días, en el laboratori­o de la institució­n.
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