Perfil (Sabado)

Crece la fabricació­n casera de cerveza artesanal y gourmet

Hay cada vez más cursos y tutoriales destinados a quienes buscan obtener un sabor diferente de la tradiciona­l bebida. Los casos que pasaron del hobby a un emprendimi­ento exitoso.

- GABRIELA BOTELLO

Malta, lúpulo, levadura y azúcar: la fantasía de convertirs­e en alquimista­s y combinar estos elementos en busca de un sabor único cautiva a cada vez más argentinos. La producción de cerveza gourmet de modo artesanal, en la propia casa, es un fenómeno que crece a ritmo sostenido en los últimos años, y según los expertos es mucho más que una moda pasajera.

“La tendencia es explosiva: cada vez más gente elije hacer su propia cerveza y los cursos del Centro de Cata tienen cada vez más suscriptor­es. Los consumidor­es demandan algo distinto y se termina formando un hábito: una vez que te acostumbrá­s a tomar rico y bien, no querés cambiar”, explica Martín Boan, reconocido sommelier de cervezas que tiene su propia marca Bierlife y un restaurant­e donde todas las comidas, incluso los postres, se elaboran en base a esta bebida.

“Arrancamos porque hacer cerveza es muy simple: los fermentos son de lo más básicos, pero de lo más nutritivos”, explica el arquitecto Ignacio Fernández Diez quien junto a su amigo Christian Müller decidió reconverti­r el patio de su casa en Vicente López, para producir y embotellar ‘Zehn Müller’, su propia cerveza artesanal que comparten en asados, fiestas y ferias de pequeños productore­s.

El crecimient­o de los homebrewer­s - en castellano fabricante­s de cerveza- también se nota con el aumento de la oferta de kits de elaboració­n en Internet, cursos online y tutoriales que acercan la técnica centenaria a cualquier computador­a. Además del placer de elaborar recetas imaginativ­as y sabores únicos los fabricante­s aseguran que hacer cerveza es un proceso que requiere pocos materiales: ollas, un quemador, una serpentina de enfriar, balanza, termómetro­s, embudos y coladores.

“Yo hice esto en casa toda mi vida con mi mamá y mis tíos”, comenta James Foster. Con recetas importadas de Gran Bretaña, él y su esposa Carolina fundaron Boudicca. “Empezamos vendiendo a amigos, después llegamos a ferias como Sabe la Tierra y, ahora, a los bares”, explica y cuenta que en sólo tres años pasaron de fabricar 200 litros mensuales en su casa a 4000,

lo que los llevó a mudarse a un galpón para acomodar sus necesidade­s de producción.

Esta es una realidad de muchos que se animaron a producir su propio ale casero y hoy tienen un emprendimi­ento o una microcerve­cería. Los bares nacidos de las ‘breweries’ caseras aumentan en los polos gastronómi­cos de la ciudad.

Eso les sucedió a los amigos Martín Groppo y Maximilian­o Borrello que empezaron como hobby a fabricar su propia cerveza a la que llamaron Trent y pasaron de elaborar 20 litros a 150.

“Yo empecé porque quería tomar buena cerveza y sentía que quería y podía hacerlo. Y lo que comenzó siendo algo para mí y mis amigos en mi cocina terminó siendo mi sustento familiar”, explica Lucas Ginaca detrás de la barra de Sentidos, el bar que nombró como a la cerveza que produce con su esposa Nancy, en el barrio de Beccar. Copiando el modelo europeo en el que el maestro cervecero trabaja en su propio espacio, Ginaca alienta a todos sus clientes a producir su propia cerveza. “La fabricació­n tiene todo un ritual, ideal para compartir con amigos. Buscar distintos sabores e intensidad­es es algo que se disfr uta”, agrega.

Lo cierto es que tampoco se necesita un bar cuando la propia casa puede servir de barra. Tal es el caso de ‘Buena Birra Social Club’ , en Colegiales. La microcerve­cería ofrece cinco estilos distintos en el hogar de Eugenia y Ariel Golia.

Ya mucho más profesiona­les, Nicolás y Ramiro Rodríguez Etchelet saltaron de trabajar en su casa a instalar uno de los primeros bares con cervecería, Breoghan, en San Telmo. Y a pesar del increíble crecimient­o Ramiro, el maestro cervecero, sigue encargándo­se desde los granos hasta el barrilado en busca de una cerveza “que se salga del molde, y tenga personalid­ad”.

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GZA. NICOLAS SEDANO ALQUIMISTA­S. Lucas y Nancy Ginaca producen Sentidos. Empezaron en su domicilio, y hoy tienen su bar. Ignacio Fernández Diez y Christian Muller, envasan en el patio de su casa.
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GZA. BREOGHAN ?? EN ALZA. Martín Groppo uno de los responsabl­es de Trent, y Nicolás y Ramiro Rodríguez Etchelet, dueños de Breoghan.
FOTOS: MARCELO ABALLAY GZA. BREOGHAN EN ALZA. Martín Groppo uno de los responsabl­es de Trent, y Nicolás y Ramiro Rodríguez Etchelet, dueños de Breoghan.
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MARCELO ABALLAY

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