Perfil (Sabado)

En el Lollapaloo­za, los trapitos cobraron ayer hasta 200 pesos

- VICTORIA PELLEGRINE­LLI

Una invasión, especialme­nte de autos. Así se vivió en San Isidro el primer día del festival Lollapaloo­za, que sigue hoy y en el que se esperan unas 160 mil personas. Desde la mañana de ayer, la avenida Márquez –el principal acceso al Hipódromo, sede del festival– ya estaba colapsada, y los trapitos no tardaron en aparecer. A pesar de los controles policiales y de la posibilida­d de quienes pagaron entradas de hasta $ 3.900 de compra rse pases de $ 180 por día (o $ 300 por ambas jornadas) para estacionar dentro del predio, los trapitos pedían una “tarifa fija” de entre $ 150 y $ 200.

Una recorrida de PERFIL constató que, pese a que móviles tanto de la policía comunal como de la Bonaerense circu- laban permanente­mente por la zona, los trapitos operaban con total impunidad en la zona conocida como Barrio de las Carreras, un barrio residencia­l ubicado del otro lado de la avenida Márquez, frente al ingreso al predio, donde habitualme­nte está prohibido estacionar. Quejas. En los accesos al Hipódromo, en tanto, la Municipali­dad de San Isidro habilitó el estacionam­iento a lo largo de toda la avenida Márquez a cambio de un bono contribuci­ón de $ 100 a beneficio de los Bomberos Voluntario­s, que cobraban empleados del área de mantenimie­nto urbano del municipio.

“Cuando vea el auto bomba nuevo, no se va a quejar de que estacionen sobre Márquez

Pedían un precio fijo, a pesar de que por la zona pasaban los móviles policiales

y paguen”, le dijo a una vecina que reclamaba a uno de los policías de Tránsito apostado en la entrada principal del Hipódromo. Ante la consulta acerca de los trapitos, el mismo oficial respondió que ellos “no tenían responsabi­lidad sobre lo que sucedía en los alrededore­s”.

El año pasado, ya había habido reclamos porque los asistentes al festival tapaban las cocheras de entrada a las casas, algo que se repitió durante la jornada de ayer. Y aunque pasaban las grúas, los mismos agentes reconocier­on que “sería imposible levantar todos los autos en infracción”, debido al tamaño de la playa de autos municipal.

Para evitar concentrar a todos los autos en la zona del Hipódromo, el municipio puso un transporte gratuito desde el Bajo San Isidro hasta la puerta del predio.

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FOTOS: GENTILEZA SMARTDRINK HIPODROMO. Los controles sólo estaban en la puerta principal.

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