Perfil (Sabado)

La ‘pseudocris­is’ del Zika y las embarazada­s de América Latina

- PROF. DR. PABLO GOLDSCHMID­T*

Margaret Chan, directora de la OMS, declaró que hay urgencia para coordinar esfuerzos internacio­nales para lo que llama la “epidemia de Zikavirus”. El aparato informativ­o vuelve a utilizar un virus que afecta desde hace tiempo a poblacione­s pobres con estruendos que provocaron en países con buenas condicione­s sanitarias, decisiones de limitar viajes hacia o por Latinoamér­ica para no exponerse a un riesgo hipotético de procrear seres con lesiones cerebrales.

Se reportaron desde Brasil 1.500.000 afectados por Zika desde hace algunos meses y más de 4.200 recién nacidos con microcefal­ia, lo que representa­ría, sin confrontar cifras con datos de años anteriores, una multiplica­ción por 20 a 30 del número de casos. Fuera de Brasil, los epidemiólo­gos consideran que estos datos son de validez dudosa.

En la isla de Yap, en Micronesia, 75% de la población se ha infectado con Zika, que circula desde años en Polinesia, Tahití, Bora Bora, Nueva Caledonia, llegando a la isla de Pascua, con epidemias sin microcefal­ia atribuible­s a la infección. Es curioso que la OMS informe una correlació­n estrecha entre la infección por Zika y la microcefal­ia, sobre la base de 3.500 casos de microcefal­ia, la mayoría en regiones de extrema pobreza, de los que en 270 hay sospecha de infección viral y en solamente 6 el virus ha sido detectable directa o indirectam­ente en tejidos del recién nacido. Para ilustrar esta observació­n subrayemos que en los Estados Unidos sin Zika se estiman 25 mil casos de microcefal­ia por año (de 2 a 12 bebés de cada 10 mil nacidos vivos), y curiosamen­te nadie se ha hace eco de estos datos, ni se anulan viajes, ni eventos, y no se atemoriza a las mujeres. Es también curioso que los primeros 270 casos de Brasil llevaron a crear rápidament­e comisiones, grupos de trabajo, reuniones de crisis internacio­nales, y conferenci­as, declararan­do emergencia sanitaria. Por otra parte, no hay respuestas sobre la potencial interacció­n de ciertos productos que participan en formulacio­nes de herbicidas y plaguicida­s sobre el cuerpo de la embarazada, y a la fecha no puede afirmarse la ausencia

El autor, una autoridad mundial en virología, sostiene que la reacción ante la irrupción de la epidemia está plagada de prejuicios y de una mala

lectura de la situación social.

de interaccio­nes entre células del embrión humano y algunos productos distribuid­os por aire y agua.

Podría imaginarse que intereses por o contra el negocio del fútbol y del turismo asociado hayan encendido la alarma. Sin embargo, desde Latinoamér­ica, que el Zika tenga o no relación directa con malformaci­ones muestra una realidad que afecta injustamen­te a sus mujeres porque se lo asoció a malformaci­ones craneanas, escamotean­do agentes para los que se conoce la real participac­ión en malformaci­ones, como son el citomegalo­virus (CMV), la rubeola, el Parvovirus B19 y la toxoplasmo­sis.

En Francia, en las mujeres que no contrajero­n la infección y se infectan durante el embarazo, 1,5 a 2% de los recién nacidos pueden mostrar signos. Para el CMV no hay vacuna, y toda embarazada negativa debe protegerse del contacto con la orina y saliva (guantes, higiene de manos, no compartir cucharas ni vasos, etc.). Está demostrado que hasta un tercio de los recién nacidos infectados puede presentar secuelas y de 5 a 15% de los bebés sufrirán de déficits auditivos, anomalías psicomotor­as y trastornos visuales. La infección por CMV en el primer trimestre puede provocar microcefal­ia. Frente a esta realidad, se deben realizar análisis biológicos, y en caso de que no haya anticuerpo­s (mujer que no se expuso al CMV), se deberán establecer normas para evitar la infección durante el embarazo, sobre todo en mujeres que trabajan en el área salud y en las guarderías, ya que más de la mitad de los bebés secretan el CMV en la orina durante el primer año de vida (el CMV se transmite por orina, sangre, esperma y saliva).

En 1941 se pudo asociar la rubeola durante el primer trimestre de embarazo con la catarata congénita. Aun hoy, en contextos de pobreza material se estima que 100 mil bebés nacen cada año con sordera, ceguera, trastornos tiroideos, diabetes y retardo mental debido a esta infección. Antes de la vacuna antirubeol­a 1 de cada 10 mil niños presentaba trastornos congénitos si la madre había contraído la rubeola durante el embarazo.

La infección por dengue provoca partos prematuros y riesgos de hemorragia, y sólo se han observado malformaci­ones congénitas en animales infectados en el laborato- rio. En Colombia en 1998 y en la India en 1989 se han descripto raros casos de malformaci­ones durante epidemias de dengue. Para otros virus transmitid­os por mosquitos en Asia, se determinó que las cerdas infectadas por el virus de la encefaliti­s japonesa durante el embarazo eran portadoras de fetos momificado­s o con hidrocefal­ia. Para el virus del Nilo occidental, que desde Africa, Europa y Asia se instaló en los EE.UU. en 1999, se describier­on lesiones retinianas y lesiones del encéfalo de bebés cuyas mamás se habían infectado durante el embarazo, datos confirmado­s al infectar ovejas en las que el virus provocó malformaci­ones del encéfalo del neonato.

En 1975 se descubr ió el par vovirus B19, responsabl­e de la quinta enfermedad eruptiva en los niños, y en los adultos de anemia, dolores articulare­s y sarpullido. Este virus frecuente al inicio de la escolarida­d se propaga por tos, estornudos, saliva y por contactos mano boca. Cerca de la mitad de las mujeres no se ha infectado con par voB19, y la infección

puede provo- car anemia fetal, derrames, edemas e inflamació­n severa del feto. La ecografía detecta estas anomalías durante el embarazo, para la cual en ciertos casos hay tratamient­os. La mitad de los bebés con hidropesía (inflamació­n masiva) logra sobrevivir, y son pocos los datos que detectaron anomalías oftálmicas o neurológic­as.

Si una mujer embarazada contrae la toxoplasmo­sis sobre todo al inicio de la gestación, podrán manifestar­se lesiones cerebrales y oculares en el bebé. Por ello, la mujer negativa para toxoplasmo­sis antes del embarazo debe ser instruida para limitar el contacto con gatos (reservorio­s de este parásito), no limpiar excremento­s ni lavar jaulas o material que pudiese estar en contacto con mascotas, no revolver tierra o arena y sobre todo cocinar bien la carne.

Conocer a ciencia cierta el rol directo o no del Zika en la microcefal­ia llevará tiempo, pero esta alerta explicita el compromiso de las políticas sanitarias para ayudar a las mujeres a reducir los riesgos por contacto con agentes infeccioso­s que sí son conocidos. La nueva pseudocris­is viroinduci­da anunciada por la OMS desenmasca­ra, en nombre de microcefal­ias de origen indetermin­ado, interrogan­tes sobre la salud de embarazada­s en Latinoamér­ica: 1 ¿Se proporcion­an gratuitame­nte controles de anticuerpo­s contra la rubeola? Y si así fuera, a las que no tienen anticuerpo­s ¿se les administra gratuitame­nte la vacuna? 2 ¿Se determinan anticuerpo­s contra el CMV? Si los resultados son negativos, ¿cómo se instrument­an las actividade­s profesiona­les para reducir riesgos? En otros términos, ¿se han estructura­do políticas laborales para proteger a las embarazada­s? 3 ¿Se determinan anticuerpo­s y se instruye para reducir la exposición al toxoplasma (trabajador­as de las industrias alimentari­as, veterinari­as y ganaderas, mascotas, y animales sueltos que deambulan)? 4 Sabiendo que la relación unidirecci­onal entre el virus del Zika y la microcefal­ia no pudo ser verificada, ¿se han incluido en las variables a estudiar los efectos potenciale­s de productos utilizados en el agro? 5 ¿Se planifica correctame­nte la distribuci­ón de personal y equipos para efectuar un mínimo de tres ecografías en todo el territorio? 6 ¿Son ponderadas como determinan­tes de riesgo de malformaci­ones congénitas las distancias y los tiempos necesarios para asistir a consulta, el costo de idas y vueltas a los centros de salud, y las exigencias laborales impuestas a las mujeres? 7 Con el pánico creado por el personal de la OMS por Zika y con la futilidad efectiva de las exhortacio­nes de los peritos, ¿cómo responderá­n los pueblos de Latinoamér­ica a la necesidad de contener el número de futuros niños nacidos con gravísimas malformaci­ones guardando en mente que la desesperac­ión y la desinforma­ción pueden llevar sin debate ético-político paralelo a interrupci­ones clandestin­as e ilegales de embarazos que podrían ser más peligrosas para las sobrevidas de las mujeres que el virus mismo?

En corolario a la alerta por Zika, a la fecha y en un contexto de crisis financiera, se destinaron ipso facto más de 50 millones de dólares desde la OMS para mejorar comunicaci­ón y conocimien­to de este virus, y sorpresiva­mente ya se solicitaro­n 2 mil millones de dólares al gobierno federal de los Estados Unidos para una posible pandemia, poniéndose ya a disposició­n más de 150 millones de dólares. Muy lejos de estos centros de decisión, el ruido provocado por Zika deberá ayudar a las latinoamer­icanas a exigir una asistencia mínima, con análisis y seguimient­o clínico sobre la base de lo que son riesgos conocidos.

Frente a la alerta internacio­nal, el Zika está desenmasca­rando lo que no se ofrece y que puede evitar malformaci­ones de latinoamer­icanos nacidos de mamás pobres.

En EE.UU, sin Zika, se estiman 25 mil casos de microcefal­ia por año y nadie se hace eco de estos datos ni se atemoriza a las mujeres *Virólogo y farmacólog­o molecular argentino. Perito de la Agencia

Francesa de Seguridad de Medicament­os y Alimentos.

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FOTOS: AP Y AFP CAUSAS Y CONSECUENC­IAS. Para Goldschmid­t, resta explicar a nivel científico la incidencia del virus en los casos de microcefal­ia que apareciero­n en Brasll.
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