Una enfermedad que pone en peligro la citricultura argentina
El HLB es altamente destructivo para las plantaciones y podría afectar seriamente el empleo en amplios sectores frutícolas.
La actividad citrícola es una de las más importantes del sector agroalimentario nacional. Según los datos proporcionados por la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus), en 2015 nuestro país produjo 2.759.976 toneladas de naranjas, pomelos, mandarinas y limones que fueron destinados a consumo interno, industria y exportación.
Con 131.763 hectáreas plantadas, una producción total valuada en más de mil millones de dólares, 5.300 productores, 440 plantas de empaque para mercado interno, 112 plantas de empaque para exportación y 25 plantas industriales, Argentina es el octavo productor mundial de cítricos, y se estima que la actividad proporciona trabajo a cien mil personas en diez provincias.
Desde el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa) consideran que hoy la mayor amenaza para la industria citrícola de nuestro país es el Huanglongbing, más conocido por su sigla HLB. Se trata de una enfermedad que hasta el momento no tiene cura y que obliga a erradicar (arrancar de raíz) la planta afectada y destruirla, sin posibilidad alguna de salvarla.
Los árboles enfermos producen frutos amargos, incomibles, deformes y, con el tiempo, mueren. Allí donde haya HLB habrá una producción arruinada y miles de familias en riesgo de perder su principal sostén económico.
El HLB no es perjudicial pa- ra la salud humana ni animal, mientras que las plantas cítricas no ofrecen ninguna resistencia a su ataque.
En este contexto, las instituciones que integran el Programa Nacional de Prevención del Huanglongbing (Pnphlb) impulsan acciones de control y monitoreo, y un plan de comunicación destinado a toda la sociedad, convocándola a prevenir su dispersión.
La sanidad y la calidad de la producción se originan en el vivero; por este motivo, los operadores deben utilizar y trasladar material cítrico certificado, producido y mantenido bajo cubierta plástica y malla antiinsectos. El material sólo debe adquirirse en aquellos viveros inscriptos en el Instituto Nacional de Semillas (Inase) y en el Senasa, dado que cumplen con los estándares fitosanitarios de producción de plantas necesarios para lograr una producción de fruta sana y de calidad.
Sobre este tema que preocupa a los citricultores, el presidente del Senasa, Jorge Dillon, afirmó a PERFIL que “el HLB es un desafío que hoy tiene el mundo y que no ha logrado resolver. No lo resolvieron Estados Unidos, Brasil, Paraguay ni nosotros. El asunto es hasta dónde actuamos tratando de evitar que se establezca la enfermedad, pero sin causar un daño mayor al sacar todas las plantas”, indicó Dillon luego de asumir que en el país ya se detectaron focos de esta enfer- medad letal para los cítricos, en la zona del NEA. “Lamentablemente cuando se detecta el HLB la única posibilidad es sacar las plantas y destruirlas”, indicó. Y recordó que el Senasa viene trabajando activamente en el tema, controlando y acercándose a las chacras en las que los productores denuncian posibles brotes de la enfermedad.
“Estamos tratando de que no se instale la enfermedad en el país. Necesitamos evitarlo, y para eso es el permanente monitoreo”. Además, con el Sistema de Mitigación de Riesgo evitan que se distribuya material que pueda propagar la enfermedad, como hojas, plantas, tallos y plantines.
En caso de que un productor sospeche la presencia de HLB, es obligatorio realizar la denuncia correspondiente al 0800-999-2386 o al correo electrónico alertahlb@senasa.gob. ar. Ambos canales se encuentran abiertos las 24 horas, los 365 días del año.