La diversión de amar un clásico
Título original: Ghostbusters Dirección: Paul Feig Guión: Katie Dippold y Paul Feig Intérpretes: Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones, Kate McKinnon y Chris Hemsworth. Origen: Estados Unidos (2016) Duración: 117’
La remake: el fantasma favorito del crítico y del fanático/a que postea comments enojados, consecuentes, nostálgicos y así la lista de regurgitaciones para las que se creó Facebook. Paul Feig es un director que sabe tomar un género cinematográfico y ejecutarlo mientras se burla, enamorado, de cada rincón repetido hasta el infinito de la rutina del mismo. Así lo ha hecho con su humor siempre disruptivo desde sus protagonistas femeninas (Melissa McCarthy como mascarón de proa de su potencia) ya sea en la película “de policías” ( Chicas armadas y peligrosas) o “la despedida de soltera” ( Damas en guerra). Pero ahora se saca esos guantes de terciopelo alterativos y decide centrarse en un solo objeto: Cazafantasmas, el clásico de 1984 donde Bill Murray, Ha- rold Ramis y Dan Arkroyd generaban una química donde el fantástico se mezclaba perfectamente con una Nueva York todavía no gentrificada.
La nueva Cazafantasmas comenzó con un récord ridículo: fue la película con más “No me gusta” en YouTube. Al parecer, trocar a los egresados de Saturday Night Live de aquel entonces por las egresadas de Saturday Night Live de esta generación fue demasiado para una parte imbécil del planeta. Pero hay algo en ese odio que aparece levemente en Feig, alguien con una esgrima olímpica a la hora de diálogos cotidianos traducidos perfectamente al terreno de la comedia absurda y verbal. Y aparece en una forma extraña: Feig ama el original, lo saluda en cameos, frases y rincones de Nueva York, pero reniega de aquel realismo que ataba esas imágenes y esas canchereadas y las hacía flotar sin que se perdieran por su propio helio interno. No es poco atreverse a ser distinto.