MI AMIGO EL DRAGON Pete’s Título original: Dragon Dirección: David Lowery Guión: David Lowery y Toby Halbrooks. Intérpretes: Bryce Dallas Howard, Robert Redford, Oakes Fegley y Oona Laurence. Origen: Estados Unidos (2016) Duración: 102’
Mi amigo el dragón es una película distinta. Claro, eso poco dice de ella, y más sobre la medianía que ha encontrado refugio en franquicias y equipos de marketing antes que en el cine. Hay cine en Deadpool, no sonemos agresivos, pero no la usina de maravillas que se ha leído: Deadpool, como otras películas que vienen siendo anunciadas, sufre de la ansiedad de la era Pokemon Go. Puede que vivan a la altura de las expectativas, el problema es saber cuáles son y por qué parecen más diseñadas en un laboratorio o comiquería antes que como una película coherente consigo misma.
Mi amigo el dragón, decíamos, es distinta porque busca, precisamente, reencontrarse con una idea de cine inocente. No tanto por temas, o licencias, sino directamente porque aparece plena, sin que le importe nuestro día a día, desplegándose. Aparece de la misma forma que Elliot, el digital dragón verde del film. Majestuosa por su naturaleza y por ser natural, no por pedir que cada instante sea o plataforma de una nueva franquicia, o la prueba de que el pop del nuevo milenio es antes que efervescente, volcánico.
David Lowery crea una pe- lícula pequeña, concreta, una anécdota: niño conoce dragón, niño conoce humanos, humanos conocen dragón. Su milagro, posible y hecho de cine, está en su sentido de aventura y cordura. Incluso en sus reiteraciones (quizás demasiado subrayado visual de la belleza del dragón y su vínculo: más póster que cine clásico), se la puede sentir intentando ser elegante desde la simpleza. Ahí es donde Robert Redford y Bryce Dallas Howard (y los niños) se instalan como ejes donde construir un relato que busca creer en el cine, nuestro dragón verde, antes que en cualquier otra deidad moderna.