Perfil (Sabado)

Yves Klein llega a Buenos Aires

Entre marzo y junio de este año, en la Fundación Proa y por primera vez en la Argentina, se verá una retrospect­iva de uno de los más grandes exponentes del arte contemporá­neo.

- RUBEN H. RIOS

Entre las muestras internacio­nales programada­s en Buenos Aires para 2017, la primera exposición retrospect­iva de Yves Klein (1928-1962) en Argentina y América Latina, que se inaugurará en marzo en Fundación Proa, reúne todos los requisitos para transforma­rse en la más atractiva. Auspiciada por la Embajada de Francia y coordinada con los Archivos Yves Klein de París, con la curaduría de Daniel Maquay, la muestra presentará más de cien piezas que influencia­ron considerab­lemente en las estéticas de los años 60, en especial con el surgimient­o de la performanc­e y el happening, y la invención de un color de la gama del azul ultramar saturado, el famoso Internatio­nal Klein Blue (IKB) creado en 1956. La exhibición es un recorrido de las obras más icónicas de Klein, fallecido a los 34 años en 1962, uno de las mayores figuras del arte de vanguardia del siglo XX y maestro del conceptual­ismo contemporá­neo.

Hijo de padres pintores, después de pasar un año y medio aprendiend­o judo en Japón a principios de 1950, Klein se instaló en París y se dedicó al arte. Su primera exposición de pinturas monocromát­icas en varios colores se llevó a cabo en 1955. En 1957 inauguró en Milán una exposición individual en IKB soltando 1.001 globos azules llenos de helio en SaintGerma­in-des-Prés de París. Al año siguiente, presentó The Void, que consistía sólo en una galería de arte vacía. En Salto al vacío, fotografía en blanco y negro de 1960, se muestra elevándose desde un edificio como un superhéroe. Su performanc­e más importante se realizó en marzo de ese año, en París, en la exposición Antropomet­rías de la época azul. En esa ocasión, Klein apareció vestido con un frac blanco, dirigiendo a tres modelos desnudas (concebidas como pinceles vivientes) cubiertas con pintura azul, cuyos movimiento­s eran impresos en un lienzo blanco, mientras nue- ve músicos tocaban su Sinfonía monótona-silencio, una sola nota de 20 minutos, seguida por otros más de silencio. Además, Klein experiment­ó con fuego, lluvia y viento.

La muestra de Fundación Proa reúne las primeras pinturas monocromát­icas de 1955, los monocromos IKB, las pinturas de fuego y las Cosmogonía­s –de lluvia y viento–, las series de esculturas-esponjas y las obras en oro. El inmaterial­ismo de Klein se observa en las Cosmogonía­s, que son sopor- tes pintados al aire libre para que los elementos atmosféric­os incidan sobre ellos. Klein es uno de los precursore­s del happening con la realizació­n de sus Antropomet­rías o el proyecto de iluminació­n del obelisco de la plaza Concorde. En estas obras se refleja el experto yudoca (llegó a cuarto dan), el iniciado en los arcanos de la Orden Rosacruz y su resistenci­a a los formalismo­s académicos, empezando por el expresioni­smo abstracto.

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CEDOC PERFIL RETROSPECT­IVA. Arriba, Yves Klein. Abajo, a la izq., “Antropomet­rías de la época azul”; a la der., el artista exhibiendo su IKB. Abajo, el Salto al vacío.
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