“El San Martín parecía destruido”
Estrenó, en su rol de directora, Esperando la carroza en Mar del Plata. Se entusiasma con la reapertura de salas oficiales.
Se cumplieron veinte años del debut como directora teatral de Leonor Manso. Para muchos, su primera puesta en escena – Esperando
a Godot, de Beckett– fue emblemática. Ganó premios y recorrió escenarios. Justamente uno de ellos fue el teatro Auditorium, donde ahora estrenó otro espectáculo con un proyecto muy distinto. El Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires asumió la coproducción con el Teatro Nacional Cervantes y presentan desde el 6 de enero
Esperando la carroza, de Jacobo Langsner.
“Cuando el Teatro Nacional Cervantes me convocó para dirigirla en el marco del Plan Federal –recuerda Manso–, lo primero que dije fue: ‘¡Pero si está la película! ¡Todo el mundo la vio y es maravillo- sa!’. Esperando la carroza es un clásico porque nos representó, nos representa, y me pregunto, ¿hasta cuándo nos seguirá representando? Lo que es arriba es abajo, lo que es abajo es arriba”.
—Con este espectáculo se cierra el ciclo del Plan Federal: ¿debut y despedida?
—Sí, porque es la primera vez que dirijo dentro de este Plan Federal. Nunca antes había hecho pruebas para elegir actores. Me encantó comprobar la cantidad de talentos que hay en Mar del Plata. Te das cuenta de que por falta de trabajo en los lugares muchos se van a vivir a Buenos Aires. Para mí fue muy positiva esta experiencia.
—¿Por qué decidiste que el papel de Mamá Cora lo interpretara una actriz?
—Busqué que fuera una mujer y mayor (Hilda Marcó): una institución en los escenarios marplatenses. También lo es quien interpreta a su amiga, Tití Guerra. El dramaturgo, Jacobo Langsner, no pide que sea un actor. Para la versión cinematográfica se modificó, en parte, porque lo hacía Antonio Gasalla.
—¿Cómo fue la recepción y cómo ves la temporada?
—Estrenamos hace muy poco y siento que gustó mucho. No sé nada de la temporada. En este mismo escenario hice hace muchísimos años Las brujas de Salem junto a Alfredo Alcón. Después volví con Esperando a Godot, pero no soy habitué.
—Luego de un año del nuevo gobierno, ¿cómo ves la cultura?
—Todavía no veo nada de- masiado fuerte para destacar. Ni recuerdo algo relevante como para subrayarlo. Creo que será muy importante la apertura del Teatro San Martín, y prometen que antes de fin de año abrirán el Alvear, cerrado desde hace cuatro años. El San Martín –se lo dije a Telerman– parecía destruido. Se anunció la programación y es muy interesante. Por primera vez veo un criterio, una idea, tanto en la danza como en el teatro. Hay una unidad temática y me entusiasma mucho.
—Vas a dirigir en una de sus salas “Las amargas lágrimas de Petra von Kant…”.
— Sí, el texto lo presentó Muriel Santa Ana, quien me propuso como directora. Estrenaremos en septiembre, aún falta mucho.
—¿Te parece que el precio que tiene el Auditorium ($ 200 y $ 150) influirá para la concurrencia de público?
—La gente va a ver lo que quiere, después se fija en el precio. O las dos cosas; el espectador no saca la entrada sólo por ser económica. Siento que aquí están más abiertos, más expresivos, se ríen mucho y el aplauso es muy intenso. Tal vez porque están de vacaciones, tienen otro espíritu.
“La gente va a ver lo que quiere, después se fija en el precio. O las dos cosas.”