Perfil (Sabado)

Días de furia

Las protestas descolocar­on al Gobierno y ganaron la calle. Rumbo a un plebiscito.

- DECAARNLGO­ESL IS

La cuestión social le explotó al gobierno nacional entre las manos. La huelga de los docentes de la educación pública; la marcha de la CGT con un final insospecha­do; la marcha de las mujeres; la protesta de los sectores piqueteros con acampe en la 9 de Julio y hasta un recital de rock llevaron el conflicto latente al espacio que el macrismo más reprueba: la calle. Ya sea por desatenció­n, desinterés o porque lo aparta de su programa, el Gobierno quedó frente a la protesta sin iniciativa política, confuso y preso de sus internas. Las dificultad­es para identifica­r el descontent­o social que se ha generado en este tiempo en los sectores populares, pero también entre los votantes de Cambiemos, han llevado a las principale­s figuras del elenco gubernamen­tal a ver conspiraci­ones por todas partes adjudicánd­ole al kirchneris­mo una capacidad articulado­ra que está lejos de poseer. Tic tac efímero. Por acción u omisión, uno de los principale­s rumbos que ha tomado el Gobierno en los últimos tiempos fue la cesión del manejo del tablero económico al titular del Banco Central. El hombre fuerte del Gobierno ya es Federico Adolfo Sturzenegg­er, que pasó, luego de las salidas de Alfonso Prat-Gay y Carlos Melconian, a ser la voz más escuchada por empresario­s y posibles inversores –al punto de ocupar también el rol de estratega electoral–, dejando relegados a los demás funcionari­os con injerencia en lo económico a simples propalador­es de un futuro mejor. Sturzenegg­er, a pesar de ser un halcón en disciplina monetaria, es también el más realista en cuanto al desierto a cruzar en el futuro próximo, y llevará sus conviccion­es hasta las últimas consecuenc­ias, con el acompañami­ento del Presidente.

La cuestión central es que mientras el kirchneris­mo creía que la política es la herramient­a que conduce lo económico y lo social, al punto de perder de vista las variables objetivas que priman en una economía capitalist­a, el macrismo cree que el mercado es el ordenador más profundo de los sistemas sociales y la política es prácticame­nte una invención de los “políticos profesiona­les”. El Estado de bienestar es desde esta concepción casi un robo para los contribuye­ntes, y desarmarlo hasta su último engranaje, un objetivo de largo plazo. Non sequitur. No por casualidad en los últimos días mu- chos medios de prensa emparentar­on a Ma r ía Eugen ia Vidal con la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, conocida por su apodo de “la Da ma de Hier ro”. L a conservado­ra enfrentó a mediados de los 80 una extensa huelga de los mineros frente a la iniciativa del gobierno hacia el cierre masivo de minas de carbón, conflicto que movilizó a casi 200 mil trabajador­es, y despertó la simpatía de parte de la población marcando a fuego al sindicalis­mo y a la socia ldemocraci­a europea. Thatcher y Ronald Reagan fueron los promotores de la llamada “revolución neoconserv­adora” cuya finalidad fue precisamen- te desmontar el modelo de Estado inter vencionist­a y cuyas consecuenc­ias llegan hasta el presente, como por ejemplo la liberaliza­ción de la actividad financiera. Sin embargo, la comparació­n es improceden­te. Vidal asume el incómodo rol de líder oficia lista en el conf licto docente, no por convicción, sino por la necesidad de la Casa Rosada de descomprim­ir al gobierno nacional y a su ministro de Educación y Deportes, Esteban Bullrich, cuya escasa participac­ión en el conflicto apuntó a desarmar la hilarante idea de los voluntario­s en las aulas. Obviamente el conflicto desgasta a Vidal, principal figura del Gobierno, quien se desperfiló completame­nte con su frase desafortun­ada “que digan de qué par tido son” (en principio refiriéndo­se a los dirigentes gremiales), con la idea de premiar a quienes no realizan paro, además de los ya comentados simpáticos voluntario­s. A esta altura queda claro que, como pasó en 2014 con Scioli, la única llave para resolver el conflicto está en Balcarce 50. ‘Flight 956’ (yo sé que vos vas a regresar). Para quienes ven el fantasma de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en todos lados, se sumó el inclasific­able recital de Carlos “Indio” Solari en Olavarría. Ya se ha dicho casi todo lo posible sobre el evento que convocó a aproximada­mente la misma población que la provincia de La Pampa. Algunos se regodearon con la desbandada final, y la triste pérdida de dos vidas, e incluso comentaris­tas de cuño conservado­r sugirieron insólitame­nte que las fallas se debieron a la incapacida­d de kirchneris­mo para organizar eventos, hasta que percibiero­n que el intendente de Olavarría era de Cambiemos. Más allá de estos dislates, sí es relevante señalar que Solari, desde los años 80 (cuando sacó su emblemátic­o disco Oktubre) se ha transforma­do en una suerte de mito viviente y referente cultural de los sectores populares –que lo siguen, en clave de religiosid­ad popular–, sectores que se han ido empobrecie­ndo progresiva­mente desde aquellos días de la “primavera alfonsinis­ta”, hasta arribar a la marginalid­ad en no pocos casos, quienes viajaron a la patria del cemento con lo puesto.

Con sus convocator­ias multitudin­arias sin utilizar medio de difusión alguno, su fantasmagó­rica presencia (se sabe muy poco de su vida privada, por ejemplo), sus letras crípticas sobre las que cualquier lectura es posible –y más recienteme­nte sus saludos a “la señora” por CFK–, el Indio es un fenómeno que supera a una persona física, y resulta

El titular del Banco Central es la voz más escuchada por empresario­s y posibles inversores

controvers­ial e incomprend­ido para las clases medias que ven en los sectores bajos que lo veneran una amenaza permanente. En muchos planos es la perfecta contrafigu­ra de Mirtha Legrand, sin dudas otra gran referencia de la cultura popular, y que sigue cautivando a los sectores conservado­res con su glamour, sus modales de antigua hacendada, su cierta “irreverenc­ia” ante los famosos y poderosos que circulan en sus mesas y, por supuesto, su apoyo explícito a Mauricio Macri.

Los días de furia tendrán su apogeo el 6 de abril con la reclamada convocator­ia al paro general por parte de la Confederac­ión General del Trabajo. A partir de allí el país pasará a hablar monocordem­ente en clave electoral, donde las principale­s fuerzas políticas mostrarán sus cartas, y propondrán a la sociedad un plebiscito sobre el modelo de país que propone Mauricio Macri.

 ??  ?? CENTRAL Federico Sturzenegg­er DIBUJO: PABLO TEMES
CENTRAL Federico Sturzenegg­er DIBUJO: PABLO TEMES
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina