Verhoeven muestra un mundo tan revulsivo como muy inquietante
Título original: Elle Dirección: Paul Verhoeven Intérpretes: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, y Anne Cosigny Origen: Francia / Alemania / Bélgica (2016) Duración: 130’
El holandés Paul Verhoeven parece haber hecho su carrera a contramano de Hollywood, lo cual señala que es bastante inteligente. Incluso cuando trabajó ahí, lo hizo apelando a desnudos cuando ya nadie lo hacía ( Bajos instintos) o a la violencia extrema en un ámbito por entonces mojigato ( Robocop y Starship Troopers). Ahora, cuando priman lo súper (ya sea en héroes o en producciones), se muda a Francia y hace cine estrictamente de autor. Porque Elle no podría llevar otra firma que la suya.
Provocador, Verhoeven escapa a la totalidad de los lugares comunes acerca de qué ocurre cuando una mujer es violada. Así, el holandés, de la mano de una excesivamente gélida Huppert (que hacía el mismo papel, por lo menos en su interpretación, en La pianista), se atreve a hacer equilibrio en la cuerda floja por sobre lo políticamente correcto (le moja la oreja, también a contramano de la mayoría del cine). Y es que la protagonista de Elle no reacciona como uno podría suponer, no se ubica en el lugar de una víctima desvalida, sino en el de una mujer que, antes y después de la violación, se yergue casi como desafiante, revulsiva podría decirse.
Verhoeven esquiva hacer la película donde la violada emprende una venganza violenta (el estereotipo norteamericano) pero también evita hacer un estudio antropológico o una denuncia de género (más propio del ci ne europeo). Verhoeven es Verhoeven, parece decirnos, y ser así implica hacer lo que se le ocurra. Incluso (o sobre todo) incomodar al espectador, que no sabe bien qué pensar de esa mujer, ni tampoco de su madre, ni de su amiga. Son los personajes masculinos los que quedan definidos, a excepción del hijo: todos cargan con patetismo apabullante, desde el amante al violador. Son éstos los únicos trazos gruesos en una película revulsiva a propósito, que no brinda respuesta a lo que no la tiene, esto es, la violencia.