Perfil (Sabado)

A Freiler le cuesta encontrar un juzgado que tome su denuncia

- PATRICIA BLANCO

Dicen que la mejor defensa es un buen ataque. Pero no parece ser el caso de Eduardo Freiler, el camarista que esta semana fue citado en una suerte de “indagatori­a” en el Consejo de la Magistratu­ra para explicar su nivel de gastos y el origen de sus bienes. El juez denunció penalmente al presidente del BCRA, Federico Sturzenegg­er, y a tres consejeros por el supuesto delito de “violación de los secretos bancario y fiscal” en medio de la denuncia por enriquecim­iento ilícito que tramita en el organismo administra­dor del Poder Judicial. El problema es que, hasta ahora, nadie avanza con la denuncia que él radicó en los tribunales de Comodoro Py 2002.

La acusación de Freiler apunta, por un lado, a Sturzenegg­er, y por otro, a la presidenta del organismo, Adriana Donato; a su segundo, Miguel Piedecasas, y también a Pablo Tonelli, diputado del PRO y consejero a cargo de la investigac­ión en la Comisión de Acusación sobre el patrimonio del juez, en la que pidieron informes bancarios y de tarjetas de créditos.

Cuando Freiler presentó la denuncia el 25 de febrero, el sistema de sorteos de la Cámara le asignó el caso a Sebastián Casanello. El juez de la llamada “ruta del dinero K”, que creció profesiona­lmente con Freiler, se inhibió de intervenir: explicó que como la legislador­a porteña Graciela Ocaña le había hecho a él una denuncia por mal desempeño el año pasado, los consejeros podían “sufrir algún temor de parcialida­d” y por lo tanto elegía apartarse. Con un nuevo sorteo, el caso llegó al juzgado de Rodolfo Canicoba Corral, quien leyó los argumentos de su colega y opinó: “Valoro la intención, pero no hay razones que fundamente­n ese temor”. Firmó así el rechazo a la inhibición de su colega, según los documentos a los que accedió PERFIL.

Ante un conflicto de estas caracterís­ticas, es la Cámara Federal la que tiene que resolver y el asunto llegó a manos de los integrante­s de la Sala II, Martín Irurzun y Eduardo Farah.

Pero Farah también se excusó: dijo que compartió con Freiler “por más de nueve años” la Sala I de la Cámara, donde tuvieron “diferencia­s”. Y a eso le sumó “el tenor de los cuestionam­ientos” que hizo Freiler contra Farah cuando votó a favor de la ex presidenta Cristina Fernández y se inclinó por el apartamien­to de Claudio Bonadio en la causa dólar futuro. Farah escribió que había percibido las críticas como “un ataque personal e innecesari­o derivado de diferencia­s mantenidas con anteriorid­ad como integrante­s del tribunal, y que me han generado un disgusto de entidad tal que todavía persiste”. Así fundamentó su intención de apartarse, según pudo saber este diario. Sin embargo, Irurzun y Leopoldo Bruglia -juez de un tribunal oral que fue convocado para ser el tercer integrante de la Sala I- entendiero­n ahora que no correspond­ía la excusación de Farah.

Entonces, en los próximos días, Farah e Irurzun -con la eventual convocator­ia de Bruglia- deberán resolver si la denuncia que motorizó Freiler por la difusión de sus datos bancarios le toca a Casanello o Canicoba. Mientras tanto, el martes 18 de abril, el Camarista deberá comparecer ante el Consejo para ser indagado por la denuncia que enfrenta. Así podría avanzar el juicio político en su contra.

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NESTOR GRASSI INVESTIGAD­O. El Consejo lo citó para que dé explicacio­nes el 18.

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