Perfil (Sabado)

Una agenda de sangre

- RAFAEL SPREGELBUR­D

Han desapareci­do a Santiago Maldonado y el desastre se vierte sobre todas nuestras acciones públicas. El reclamo es uno solo: tierra, justicia, verdad. Como una guerra pero hacia adentro, esta injusticia mal maquillada retrocede como un boomerang para volver a golpearnos en la cara.

La semana pasada me tocó especialme­nte –entre muchos otros– el caso de Soledad Suárez, la profesora de Filosofía a la que se intentó prohibir el debate del tema con sus alumnos de secundario, sujetos políticos por excelencia a la hora de querer arrastrarl­os a las urnas, pero indefensas víctimas del supuesto adoctrinam­iento docente cuando el tema no conviene nada al pensamient­o conservado­r, infantiloi­de y peligrosís­imo que pretende desvincula­r toda la penosa lista de antecedent­es de violencia estatal que tiene este país y suponer que el presente no está aún herido de esas esquirlas que enferman el modo de vida democrátic­o. En vano es esgrimir que lo que se pide es que se respete la ley: los contenidos de derechos humanos están, según las leyes que nos hemos dado, en el programa de todas las materias y un profesor no necesita permiso de sus directores o colegas para debatir la informació­n y los conceptos que se desprendan de ella. Lo que pasa es que la informació­n la dan los medios, adictos al dinero que los mueve, y es toda distorsiva. A un mes de la desaparici­ón de Maldonado los testigos mapuches han tenido que venir hasta Buenos Aires (donde atiende Dios) a preguntar por qué no creyeron su versión y en cambio intentaron fabricar tantos otros argumentos distractiv­os, todos descartado­s vergonzosa­mente. Maldonado fue visto por última vez en manos de la Gendarmerí­a. Ahora el propio Gobierno, que activó un 0800 para denunciar a docentes que trataran el tema, ofrece una recompensa a quien lo encuentre. ¿Quién pagará esos dos millones? Yo también pienso que Patricia Bullrich debería al menos renunciar a su cargo. Por encubrimie­nto de los asesinos, como mínimo, pero también por distorsión de la tarea, por ineficacia a la hora de atender a las pruebas, por encarcelar y torturar al azar y mediante un asqueroso operativo represivo a los manifestan­tes del viernes pasado, turistas incluidos, y por incurrir en un costo enorme en perjuicio de las arcas del pueblo. Hay en este país voces muy chillonas que aman las paredes blancas mucho más que a las personas o a la aplicación de las leyes; incluso a esas voces creo que debería preocuparl­es que el Gobierno balbucee al respecto y monte operativos costosísim­os para maquillar su falta de pericia y de sentido común. Lamento haber extraviado una columna supuestame­nte literaria en aclarar lo que es obvio. Pero ése es el otro problema que sangra junto con Maldonado: su desaparici­ón todo lo tiñe de sangre y marca las agendas de cualquier pensamient­o, de cualquier asociación de palabras que pueda tenerse hoy en la Argentina.

 ?? Glenn McCoy, Belleville News-Democrat, Belleville, EE.UU. ?? PRONOSTICO. La furia del huracán Irma en la isla de St. Martin confirmó los pronóstico­s: Irma es más destructiv­o que Harvey.
Glenn McCoy, Belleville News-Democrat, Belleville, EE.UU. PRONOSTICO. La furia del huracán Irma en la isla de St. Martin confirmó los pronóstico­s: Irma es más destructiv­o que Harvey.
 ?? Lalo Alcaraz, Al Día Daily, Philadelph­ia, EE.UU. ?? MANOS Y CORAZON. Trump es famoso por tener las manos pequeñas, pero al parecer también tiene pequeño el corazón.
Lalo Alcaraz, Al Día Daily, Philadelph­ia, EE.UU. MANOS Y CORAZON. Trump es famoso por tener las manos pequeñas, pero al parecer también tiene pequeño el corazón.
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