Un músico volátil
En la agenda de Kevin Johansen hay muchos planes. Por lo pronto, el show en el Gran Rex, enmarcado dentro del tour de presentación de Mis Americas, Vol. ½ , último disco editado hasta la fecha con su banda, The Nada. Luego vendrán algunos conciertos en el sur del país (Neuquén, Bariloche, General Roca), en Per ú, en España y en Londres. “Nos fue muy bien con este último disco, entonces demoré un poco la grabación del nuevo – explica Johansen–. En este último otoño estaba medio bajoneado, no sabía muy bien por qué. Y pensándolo, llegué a la conclusión de que era porque ya me tocaba grabar y no lo había hecho. Cada dos años, promedio, entro a estudios, ya tengo ese ritmo. Será el año que viene, entonces. Ahora quiero concentrarme en este show del Gran Rex. Tocar en un lugar así siempre tiene un sabor especial, más allá de que ya lo hicimos varias veces. Sirve para reafirmar que tenés un público cautivo y que lo podés sostener”.
Sobre lo que se viene, Johansen asegura que trabajará sobre material que quedó de las sesiones de Mis Américas... “Son canciones que están muy bien, pero quedaron afue- ra de este ú lt i mo disco porque todo no entraba, lógicamente –dice–. Y hay temas de estilos muy diferentes. Nuestra música evoluciona permanentemente. Nada se pierde, todo se deforma (risas). Me acuerdo de que cuando estaba en tercer año de la secundaria unos compañeros de quinto me invitaron a ver a Seru Giran en Obras. Yo aluciné, pensé que estaba en Woodstock. En esa época estaba muy copado con The Wall de Pink Floyd y en la radio empezó a sonar De Do Do Do, De Da Da Da de The Police y yo dije “¿Quiénes son los idiotas que cantan esta pavada? Unos meses después me quedé boquiabierto con la banda, que era increíble. Es una muestra de cómo funcionan los prejuicios”. Fiel a su buen humor, Johansen ha definido más de una vez a la banda que lo acompaña (Enrique Roizner, Andrés Reboratti, Cheba Massolo, Maxi Padín, Pedro Onetto, Juan Ma- nuel Alvarez) como “la aplanador a del fol k ”, pero no descarta grabar en algún momento un repertorio bien distinto. “Con The Nada tenemos afirmado un sonido electroacústico que nos caracteriza, pero yo sueño también con un disco de tangos del que vengo hablando hace un tiempo con Ignacio Varchausky, el fundador de la Orquesta El Arranque –confiesa–. Queremos hacer tangos propios y ajenos, pero sin caer en algo muy tradicional. La idea es que sea diferente, desafiante, sin deshonrar al género, claro. Me reconozco como un músico volátil. La prueba es que he invitado a tocar conmigo a gente muy diversa: Miss Bolivia, Ricardo Mollo, Pity Alvarez, Natalia Lafourcade... Me gusta esa versatilidad, me g usta sorprender a mi público con un par de cachetazos inesperados y también capturar público nuevo, desafiar los prejuicios de uno y los ajenos. En esa línea, el próximo disco también va a ser muy variopinto, saltando de un género a otro, de un estado de ánimo a otro”.