Magia y arte en el norte cordobés
Con paisajes deslumbrantes y armonioso colorido, esta zona no es la más popular de Córdoba pero si una con grandes atractivos para descubrir.
El Norte es una de las regiones más fascinantes y paradójicamente menos exploradas de Córdoba. En su territorio se encuentran dos áreas muy interesantes de Córdoba, Monte de las Barracas, un oasis en las salinas y la frondosa naturaleza de Cerro Colorado, cuyas laderas pintadas por los aborígenes marcan el inicio de una cadena de acontecimientos que sentaron las bases de nuestra Nación. Descubrir el legado de los jesuitas en las legendarias Estancias, recorrer pueblos de líneas coloniales, parajes y postas a lo largo del Antiguo Camino Real, deleitarse con los sabores del patrimonio gastronómico, bailar al ritmo de las chacareras en los festivales y descubrir las artesanías regionales permiten rescatar la esencia del encuentro de culturas.
El viaje es maravilloso e inolvidable. Caminiaga distante 180 km de la capital cordobesa ofrece a quien quiera des-
“Cerro Colorado en Río Seco, fue el destino elegido por Atahualpa Yupanqui”
cubrirla, la franca calidez de su pueblo. Un arroyo de doradas y cristalinas aguas, suaves serranías, bosques de palmas caranday alternados con algarrobos, matos, molles y noches impecables para observar el cielo en todo su esplendor. Un destino que ha enamorado a más de un poeta y seduce con su gastronomía criolla y fiestas patronales. Cerro Colorado, en el departamento de Río Seco, fue el lugar elegido por Atahualpa Yupanqui para vivir y permanecer eternamente debajo del legendario algarrobo. Aquí la Reserva Natural y Cultural que abarca 3000 hectáreas conserva más de 35.000 pictografías de los pueblos originarios, los comechingones y sanavirones, representando escenas de la vida cotidiana. En San José de la Dormida situada al pie de las sierras bajas de Ambargasta, comienza la historia antes de la llegada de los españoles. Sobre la avenida principal se encuentra el histórico Árbol Aguaribay referente del lugar donde estuvo ubicada la posta del Antiguo Camino Real. Otra imperdible visita es al Pueblo norteño de San Pedro Norte, en Tulumba, enmarcado en silencio y soledad. Allí el Antiguo Camino Real cuenta del paso de mercaderes, arrieros y aventureros de los ejércitos de Belgrano, Lavalle y Liniers. Sabores criollos y ecos de pasado pueden disfrutarse en una posta centenaria con encanto propio de aquellos lugares donde la historia y el paisaje parecen detenidos en el tiempo y dispuestos a sorprendernos. Y el camino sorprende con las localidades de Sinsacate, Villa del Valle de Tulumba y el Cristo articulado, Villa de María del Quilino y Villa Quilino, Las Peñas, Jesús María, Dean Funes y Colonia Caroya, San Francisco del Chañar y la maravillosa Villa del Totoral, al pie de los primeros macizos serranos.
Esta Villa se sitúa a la vera del Camino Real. donde en la zona del Cajón de Piedra pueden verse algunos morteros excavados en la piedra salpicados por las aguas frías del río Totoral rodeado de una frondosa vegetación.
Ubicada a 80 kilómetros de Córdoba capital conserva antiguas casonas con valor arquitectónico representativas de una época y un estilo de vida del siglo pasado. Aquí, el gran pintor Octavio Pinto junto a Pablo Neruda y Rafael Alberti dejaron su impronta como sello indeleble en esta tierra que sintieron propia. El Paseo de los Murales, el Cerro de la Cruz, el Balneario Municipal, la Cascadita y la frescura de las aguas cristalinas le dan a esta Villa Norteña el título de próximo destino.