DOS ISLAS DISTINTAS EN VERSION UNICA
Dicen que es la isla feliz del Caribe y se lo deben sobre todo a sus habitantes. No importa si son arubianos, venezolanos, cubanos u holandeses; el buen humor y la cordialidad son moneda corriente en Aruba. Claro que la felicidad tiene causas naturales. Este país autónomo pertenece al Reino de los Países Bajos y su conexión cultural y política con Holanda es una de las marcas registradas de este paraíso caribeño de apenas 190 kilómetros cuadrados, que PERFIL reencontró en su mejor momento, invitado por Copa Airlines. La isla está habitada por una temperatura constante de 28º C, todo el año, una brisa fresca –a veces rebelde pero casi siempre apacible– y paisajes disímiles y contradictorios. Al sur, el mar turquesa, los cielos rosados, la arena blanca y fina. Una postal del Caribe. Al noroeste, el desierto y los acantilados, el mar azul profundo y rabioso, que forma estampidas de espuma y sal contra las rocas y dibuja cuevas en los márgenes de la piedra volcánica. Parecen dos islas distintas pero forman una. La habitada y la virgen. Las zonas más turísticas son las playas Eagle Beach y Palm Beach. A pesar de que están preparadas para la oferta premium de hoteles y restaurantes, en Aruba todas las playas son públicas, desde las arenas del hotel más caro y lujoso hasta las que suelen frecuentar los chicos arubianos para sus clases de natación. Eso también les permite a los turistas recorrer y bañarse, incluso reposar, en distintas playas. También habilita la opción de alquilar una casa fuera del circuito hotelero y abaratar costos, como la familia de Jeany, una hondureña radicada con su esposo y sus tres hijos en Nueva Jersey. Ellos prefieren Eagle Beach, destacada por los arubianos como una de las más bellas del mundo, más tranquila que Palm Beach y con sombra propia, que le regalan los típicos árboles de la isla: el divi divi y el fofoti. La oferta gastronómica también es premiun, pero la isla tiene joyas es- condidas lejos de los precios turísticos, como Zeerovers –Piratas, en holandés– en el barrio de Zavaneta, que ofrece de los mejores pescados y camarones fritos. El pargo es uno de los más populares (pescado rojo o red fish/ snapper). Pero la isla también ofrece mulato (wahoo), jampou (mero o grouper), picuda (barracuda) y drals (dorado). La panadería Huchada, en el barrio de Santa Cruz, a unos 20 minutos de la zona turística, ofrece bocados y jugos típicos e imperdibles. El resto está a la vista en los hoteles y restaurantes de Palm Beach y Oranjestad –la ciudad capital–. Los platos oscilan entre los 20 y los 60 dólares. Los cócteles, alrededor de 12 dólares. Ostras, pescados, mariscos, langosta, sushi, todo con un estilo propio, mezcla de lo internacional y lo local. El noroeste, la parte menos explorada de Aruba, puede conocerse de dos maneras: por la vía tranquila, por ruta y en auto, o al estilo sobresaltado que prefiere Jorge, el guía de ABC Tours. Las excursiones por esta parte de la isla pueden hacerse en distintos vehículos todoterreno. Recorren el terreno rocoso y se detienen en puntos panorámicos, como la capilla Alto Vista, las ruinas de Bushiribana (la primera empresa de fundición de oro), el puente natural y la formación rocosa de Casibari Rock. Los visitantes pueden refrescarse en una piscina natural recientemente descubierta entre las cuevas de los acantilados. Y luego partir.