EE.UU. retira de Cuba a la mitad de sus diplomáticos
Estados Unidos volvió a tensar ayer sus relaciones con Cuba al anunciar la retirada de más de la mitad de su personal diplomático instalado en La Habana debido a “ataques específicos” que habrían sufrido dichos funcionarios y que aún no fueron explicados por ninguno de los dos países. En un comunicado oficial, el secretario de Estado Rex Tillerson afirmó que Wa sh i ngton “mantiene” sus relaciones diplomáticas con Cuba, pero adelantó que el caso será “agresivamente investigado” hasta que quede resuelto.
Según las denuncias, en el último año 21 diplomáticos estadounidenses fueron víctimas de extraños ataques que, supuestamente, habrían sido ejecutados con dispositivos acústicos o de ultrasonido, y que les provocaron intensos dolores de cabeza y náuseas. El caso aún es un misterio y no se dispone de información más detallada sobre lo que en efecto ocurrió en la Isla. Tillerson apuntó que el número de funcionarios en la embajada en La Habana permanecerá reducido a personal de emergencia “hasta que el gobierno de Cuba pueda garantizar la seguridad de nuestros diplomáticos”. En consecuencia, la embajada en la capital cubana suspendió “por tiempo indeterminado” la emisión de visados hacia los Estados Unidos, aunque el Departamento de Estado preparaba ayer mecanismos para que los cuba-
Más de veinte funcionarios habían sufrido repentinos dolores de cabeza
nos puedan obtener esas visas en otros países.
En tanto, la responsable de la Cancillería cubana para las relaciones con los Estados Unidos, Josefina Vidal, dijo a la prensa en su país que la decisión de Washington era “precipitada”, y descartó cualquier responsabilidad de su gobierno en el episodio.
El Departamento de Estado también emitió una “alerta de viajes”, que abre con una reco- mendación que no deja lugar a segundas lecturas: “Estados Unidos advierte a los ciudadanos estadounidenses que no viajen a Cuba”. La nota menciona que Washington y La Habana han sido hasta ahora incapaces de identificar a los responsables de los “ataques específicos”, pero apuntó que “el gobierno de Cuba es responsable de tomar las medidas para evitarlos”.
Hasta ayer, funcionarios estadounidenses venían refiriéndose a esos extraños episodios como “incidentes”, que ahora pasaron a rotularse como “ataques”.
Esta minicrisis diplomática tiene lugar en un momento en el que existen serias dudas sobre la voluntad del presidente estadounidense, Donald Trump, de fomentar la política de distensión con Cuba que había emprendido su antecesor, Barack Obama.