El terremoto en México abre sospechas de corrupción en el negocio inmobiliario
Tras el desastre que provocó 355 muertos, crecen las denuncias sobre violación de normas de seguridad y poca transparencia en la industria de la construcción. Políticos en la mira.
Ya removidos los escombros que dejó en México el violento terremoto del 19 de septiembre, otras grietas empiezan a aparecer: las de la negligencia de autoridades y empresas constructoras, bajo la sombra de la corrupción, y la eterna desconfianza de los mexicanos hacia sus gobernantes.
Además de las 355 muertos registrados hasta ahora, unos 1.800 inmuebles de la capital mexicana sufrieron daños significativos o graves, mientras que medios locales reportaron esta semana que el gobernador de Morelos, el segundo estado con más víctimas mortales, habría desviado ayuda monetaria destinada a los damnificados.
Aunque aún no existe un conteo oficial, se sabe que unos siete edificios de departamentos nuevos, algunos entregados a sus propietarios este año, se derrumbaron o quedaron inhabitables, lo que dejó en evidencia las flagrantes violaciones a las normas
La escuela que se derrumbó se había habilitado como “estructuralmente segura” en 2014
de construcción de la ciudad y la voracidad de las empresas constructoras.
“Miles de familias se van a quedar en la calle porque alguien no supervisó adecuadamente o alguien se puso de acuerdo para obtener ganancias privadas para no hacerlo”, advirtió Max Kaiser, director anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Según la alcaldesa de Tlalpan, donde se ubicaba una escuela que se derrumbó y en la que murieron 19 niños y siete adultos, ésta había sido declarada “estructuralmente segura” en 2014, con una certificación oficial por cinco años. La funcionaria aclaró que dicha aprobación fue otorgada por la alcaldía de la capital, que rechaza toda responsabilidad.
Francisco Fontana, historiador de 30 años y vecino de la escuela, contó que uno de los edificios había sido clausurado desde su inauguración. Pero, pese al impedimento municipal, siguió recibiendo estudiantes. “No sabemos si hubo soborno, pero nunca hubo un cambio en su estructura”, afirmó Fontana. Invisible. Para Mar iana Campos, experta en gasto y rendición de cuentas de la organización México Evalúa, la corrupción al momento de construir es un factor a considerar para explicar cómo edificios que lucían resistentes se desmoronaron. Cita el caso de uno colapsado en el céntrico sector Roma, uno de los inmuebles que más víctimas registró en la capital mexicana. “Tú no lo ves como un edificio que mañana se va a caer. Se veía bonito, mantenido. Y es que la deficiencia no es visual y eso facilita la corrupción”, dijo Campos.
Ahora viene otro gran desafío: que, en el proceso de reconstrucción, el uso de los recursos y los edificios que se construyan sean fiscalizados en forma transparente por el Estado. La labor implica “gigantescos retos de riesgos de corrupción que se pueden dar en el camino”, alerta Kaiser.
El presidente Enrique Peña Nieto, quien presentó este miércoles el programa de reconstrucción, convocó al sector privado a establecer una mesa de coordinación para optimizar el destino de los recursos recaudados por la sociedad civil. Unos 2.030 millones de dólares se destinarán a la reconstrucción de las zonas afectadas por el letal terremoto.