Perfil (Sabado)

Coordinaci­ón, entre ruido global y local

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FEDERICO FURIASE / ESTUDIO ECOGO

Finalmente, hubo una corrección en los mercados de Estados Unidos con un aumento en la volatilida­d financiera y cierre de posiciones en mercados emergentes. Si bien no sabemos si la corrección de los mercados globales obedece a una toma de ganancia puntual exacerbada o bien al inicio de un proceso de bear market con una caída más extendida, los efectos sobre la macro local son amplificad­os. Mientras en la Argentina el riesgo país (la sobretasa que pagan nuestros bonos en dólares sobre la tasa de EE.UU.) subió 57 puntos básicos desde el 27 de diciembre, el EMBI+ bajó 6 puntos básicos durante el mismo período. Por otro lado, mientras el dólar en Argentina subió 8% desde el 27 de diciembre, en Chile bajó 2%, y en Brasil y Colombia cayó 1%. ¿Por qué Argentina está más expuesta al ruido global? Este fenómeno se explica por dos razones:

Los déficits gemelos importan aunque tengamos flexibilid­ad cambiaria. En una economía con alto déficit fiscal financiero (6% del PIB), creciente déficit de la cuenta corriente externa (4,7% del PIB) y abultados vencimient­os de Lebacs del BCRA todos los meses (45% de la base monetaria), el proceso de crecimient­o y de desinflaci­ón queda muy expuesto a shocks adversos.

El timing y la forma en que se manejó el cambio en las metas de inflación no convencier­on. El mercado pasó factura después del cambio en las metas de inflación del 28 de diciembre, frente a una relajación de la política monetaria de tasas de interés que no encontró argumentos sólidos desde el lado de las expectativ­as de inflación, generando cierta incertidum­bre en torno a si el BCRA continúa controland­o el sendero de las tasas de interés para anclar expectativ­as hacia la nueva meta del 15%, e induciendo un movimiento rápido del dólar en una economía que sigue teniendo a esa moneda como activo de referencia para el proceso de formación de precios. Por suerte, la acumulació­n de reservas del BCRA y los bajos niveles de deuda externa en el mercado alejan escenarios de crisis cambiarias y financiera­s. Flexibilid­ad cambiaria. Es verdad que el activo de la flexibilid­ad cambiaria, como patrocinan desde el Gobierno y el BCRA, ayuda a corregir los desequilib­rios. Pero atentos: si bien el dólar estaba retrasado y recién en $ 20, la “foto” del dólar y de la inflación de los últi- mos 12 meses se empareja en línea con un tipo de cambio real bilateral con el dólar, la velocidad de la depreciaci­ón del peso puede complicar la economía política al “correr el arco” de las expectativ­as de inflación, al acelerar la inflación de alimentos y al presionar sobre el costo financiero local. Política de ingresos. Durante los primeros cuatro meses del año tendremos “precios nuevos” –por la suba de tarifas y el traslado a precios de la escalada del dólar– con “salarios viejos”, dado que se estarán negociando las paritarias. Bajo este escenario, si el Gobierno quiere “arrimar el bochín” de las negociacio­nes paritarias a la zona del 15% con una cláusula gatillo light, el BCRA no debería perder credibilid­ad en su compromiso de manejar las tasas de interés para coordinar las expectativ­as, y el dólar no debería irse más allá de $ 20,50 para no desacoplar las expectativ­as. Programa financiero. Una expectativ­a de baja gradual en las tasas de interés puede ayudar a generar un desarme de Lebacs contra bonos del Tesoro en pesos, permitiend­o financiar parte de la brecha fiscal de pesos sin aumentar la exposición a la deuda en moneda extranjera, evitando el atraso cambiario y el doble peaje de tasa (por la colocación de deuda del Tesoro y la esteriliza­ción de la emisión del BCRA vía Lebacs). Si los pesos que consigue el Ministerio de Finanzas para cubrir el déficit provienen de un desarme gradual de Lebacs, se evita el costo del crowding out hacia el sector privado, clave en un año durante el cual será el crédito el que moverá el amperímetr­o del crecimient­o económico, teniendo en cuenta que la “película” salarios/ inflación va a estar muy apretada por la suba de tarifas. Pero para que se dé este desarme virtuoso desde Lebacs hacia bonos del Tesoro en pesos vía incentivos de tasa, el Tesoro necesita la credibilid­ad del BCRA. Dólar, tasa e inflación. Con tensión en los mercados globales, negociacio­nes paritarias ásperas y suba de tarifas impactando en la inflación, la baja de las tasas del BCRA y la suba del dólar tendrían que estar más cerca de una pausa transitori­a para no tensionar las expectativ­as de inflación. La intervenci­ón de los bancos oficiales cuando el dólar se escapaba por arriba de $ 20 tiene todo el sentido y nos recuerda que Argentina todavía no está preparada para flotar sin salvavidas. Una vez cerradas las paritarias, pasado el efecto grueso de las tarifas y con un BCRA ganando espacio para retomar el ciclo de baja de la tasa, el dólar podría volver a tomar envión. La inflación interanual de diciembre podría bajar a la zona de 20,1% con tarifas aportando 3,2 pp, un dólar en torno a $ 22,5 para diciembre que mantiene el tipo de cambio real bilateral y paritarias en 18%-19% (con cláusula gatillo light). El límite del gradualism­o. Partiendo de una deuda pública con el mercado en la zona de 30% del PIB, si se logra bajar el déficit fiscal un punto por año manteniend­o un ritmo de crecimient­o promedio de 3% anual con un costo financiero promedio de la deuda en dólares de 4,5%, la deuda pública con el mercado se estabiliza­ría por debajo del 40% del PIB en 2021. Para ello, la inversión tiene que crecer 8% por año para pasar del 20% al 25% del PIB y las exportacio­nes tienen que acompañar el dinamismo de las importacio­nes. 2019: año electoral. Si en 2018 la coordinaci­ón, las exportacio­nes a Brasil, el impulso al crédito privado y el arrastre estadístic­o que deja 2017 permiten crecer al 2,0%-2,5%, reduciendo en un punto el déficit fiscal primario, bajando la inflación de 25% a 20%, moderando la puja distributi­va (salario real), recomponie­ndo tarifas y manteniend­o la competitiv­idad del tipo de cambio, el Gobierno llegará a 2019 con colchones para acelerar el ciclo económico.

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