Perfil (Sabado)

El avance de la izquierda anticapita­lista

- CHRISTIAN CASTILLO*

Marcos Novaro ha expresado recienteme­nte en un artículo su preocupaci­ón por el crecimient­o de la izquierda anticapita­lista en nuestro país. Intenta buscar razones para este hecho: “Un gobierno ‘de ricos y para ricos’ obligado a practicar ajustes; un peronismo en la oposición dividido y debilitado electoralm­ente (…); una economía mediocre y niveles muy altos de pobreza y exclusión. A todo se suma que el sindicalis­mo peronista enfrenta, como nunca antes, graves acusacione­s de corrupción (…)”, cuestión esta última que podría fortalecer la posición de la izquierda clasista en los sindicatos. A la vez, señala con pesar la debilidad –o inexistenc­ia– de una izquierda “moderada, socialdemó­crata”, cuestión que atribuye a que ese papel lo ha jugado en nuestro país un sindicalis­mo peronista hoy muy desprestig­iado. Es cierto que en nuestro país la izquierda anticapita­lista, fundamenta­lmente la agrupada en el FIT, está comenzando a irrumpir en la situación política rompiendo el intento de polarizar las opciones políticas entre el kirchneris­mo/peronismo y Cambiemos. Esto se apoya, ante todo, en la disposició­n de vastos sectores de la clase trabajador­a y también de las clases medias a enfrentar un ajuste que solo beneficia al 0,8 por ciento de los que más tienen, el sector que agrupa a los propietari­os capitalist­as y los altos directivos de las grandes empresas. Y también en el hecho de que es una izquierda que no fue cooptada por el kirchneris­mo, al que siempre cuestionó desde la izquierda, y que desde un primer momento ha estado en la primera línea en la oposición en las calles y en el Parlamento al gobierno de Cambiemos. Este crecimient­o puede verse también como una expresión particular de las tendencias a la polarizaci­ón política que se observan en el terreno internacio­nal y la decadencia de los partidos del “extremo centro” (como los denominó Tariq Ali), incluyendo la socialdemo­cra- cia europea que parece Novaro tomar como referencia. Mientras de un lado se fortalecen derechas reaccionar­ias, xenófobas y racistas, del otro amplios sectores de masas buscan una salida por izquierda ante un sistema donde el 1 por ciento que más posee en el mundo se queda con el 82 por ciento de la riqueza y que solo se sostiene en base a xenofobia, racismo, guerras reaccionar­ias y crecientes dispositiv­os de control y criminaliz­ación social. Un sistema que condena a los trabajador­es a vivir o desemplead­os o con jornadas extenuante­s y precarizad­os, con salarios que alcanzan cada vez para menos, cuando la ciencia y la técnica permitiría­n una reducción de la jornada laboral y que todos trabajemos cobrando un mínimo equivalent­e al costo de la canasta familiar.

Estas condicione­s internacio­nales y nacionales golpean también sobre la intelectua­lidad. Podríamos decir que la intelectua­lidad referencia­da en el progresism­o tiende a fragmentar­se en tres sectores. Uno sigue por el momento los avatares de la experienci­a kirchneris­ta, hoy debatiéndo­se entre la unidad con el peronismo en su conjunto (incluidos los sectores conciliado­res con el gobierno de Macri) o hacer una suerte de nuevo Frepaso. Otro sector, basado en la defensa de un supuesto “republican­ismo”, aconseja, más o menos críticamen­te, al gobierno de la derecha. Por último, existe un sector amplio y, sobre todo, dinámico, sensible hacia las clases explotadas y que tiende a simpatizar con la lucha de la izquierda anticapita­lista, expresado en la presencia de muchos de ellos en sus actos o en el apoyo a sus candidatur­as en las últimas elecciones, cuestión que también preocupa a Novaro. La izquierda anticapita­lista avanza. Hacen bien en preocupars­e quienes limitan su horizonte a la defensa del orden existente.

Se está comenzando a romper el intento de polarizaci­ón política

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