Calle Florida: los vendedores extranjeros ya son mayoría
Según relevó PERFIL, en 7 de cada 10 comercios quienes atienden vienen de otros países, especialmente de
La calle Florida cambió de acento: dejó de lado la cadencia porteña y ahora mezcla otros de las más variadas nacionalidades. Es que, más allá de que siempre fue un lugar de paseo obligado para los turistas de otros países que visitaban la Ciudad de Buenos Aires, que eran además los principales clientes de sus numerosos comercios, ahora se convirtió también en un espacio donde quienes los atienden son extranjeros, en su mayoría inmigrantes de otros países de Latinoamérica.
Según un relevamiento que hizo PERFIL, si se recorren sus cuadras entre la Plaza San Martín y Diagonal Norte, en 7 de cada 10 comercios trabajan extranjeros. Héctor López Moreno, presidente de la Asociación de Amigos de la Calle Florida, afirma que se trata de “una tendencia que se viene dando hace unos seis meses”.
“Muy pocos argentinos dejan sus currículums en los comercios, y los negocios de productos tradicionales o de recuerdos toman a extranjeros”, dice López Moreno sobre el empedrado comercial por el que caminan 800 mil personas por día.
Mariano Chávez (25) es de San Pedro, un departamento rural de Paraguay, y el próximo abril cumplirá dos años desde que llegó a Argentina “en una aventura para pro- Venía a hacer un intercambio estudiantil y me quedé a vivir en la Argentina porque me gusta mucho su perfil multicultural. gresar”, cuenta. Desde el año pasado trabaja en una chocolatería artesanal ubicada en Florida al 500, gracias a un curso de barista que realizó y afirma que no le costó conseguir trabajo. “Vienen muchísimos brasileños que siempre preguntan si tenemos alfajores y dulce de leche”, detalla Chávez. Al principio, tenía miedo del ‘chamuyo’, porque todos me decían que los argentinos son inescrupulosos; pero aquí hay oportunidades.
“Al principio tenía miedo del ‘chamuyo’, porque todos me metían en la cabeza que los argentinos son inescrupulosos”, dice, aunque consideró que “en todas partes hay gente buena y mala, como los mismos compatriotas míos”. “Toda la gente que conocí en este país es maravillosa y además quieren mucho a los extranjeros”, cuenta el barista que tiene pensado hacer un curso de inglés para continuar progresando. “Hay muchas posibilidades para crecer, gracias a la buena educación que hay aquí”, remata. Abierta a todos. “Cambio, dólares, reales; cambio”, se escucha que gritan los ‘arbolitos’, la gran mayoría con acento centroamericano, de camino desde la chocolatería donde trabaja Chávez hacia el local de una de las principales cadenas de zapaterías y marroquinerías del país, en Florida al 400. Allí está Carolina Rovallo (31), una colombiana que llegó al país hace 11 años por un intercambio académico con la Universidad de Palermo, donde finalizó sus estudios en diseño industrial, y se quedó a vivir “porque le gusta lo ‘multicultural’ que es Argentina”.
Rova llo es la encargada del comercio y cuenta que “el extranjero se queja de lo altos que están los precios”. “La calle Florida tiene como atractivo turístico el descuento especial que se les hace a los extranjeros”, dice.
A l cruzar la avenida Corrientes, en Florida al 300 hay un comercio de vestimenta y accesorios femeninos. Una de sus vendedoras es Sorianny Montilla (25), que llegó en octubre pasado desde Mérida, Venezuela. “Mi hijo de 5 años es asmático, y la doctora que lo atendió me dijo que fuera porque si llegaba a tener otra crisis, se iba a morir, ya que no hay medicinas”, cuenta Montilla sobre un viaje que adelantó y pensaba hacerlo en enero.
“Cuando llegué fui a un hospital público y nos atendieron de manera excelente”, cuenta Montilla sobre el servicio sanitario, que es lo que “más le gusta del país”.
Por su parte, Montilla dice que “los extranjeros que más van al local son estadounidenses”. “Las mujeres compran muchas carteras, sombreros y bijouterie”, detalla y cuenta que no suelen quejarse del precio.