Perfil (Sabado)

Polvo de estrellas

- DANIEL LINK

“Dejate de joder”, le dije a Cate la última vez que chateamos. “Lo que hacés en Thor Ragnarok es penoso”. No porque esté mal, ojo, sino porque nos obliga a ver una película trivial y bastante horrible en sus presupuest­os que, sin su presencia, no habríamos visto. O sea: “Ponés tu talento al servicio del peor cine”.

Como me cortó (no sé si bloqueó mi contacto, no estoy dispuesto a averiguarl­o), me obligo a reemplazar sus performanc­es y la para mí necesaria cuota de placer que de ellas obtenía por otras.

Todo el mundo sabe que, así como soy de intransige­nte con los atentados a mi ética personal, que desdeña el cualquieri­smo, para mí la buena performanc­e y el afecto deben darse la mano. De otro modo, me dejan frío.

Por fortuna, siempre hay un viejo amor que vuelve. Dos días después de haber terminado con Cate (ya volverá a darme placer, no me caben dudas), me pregunté: ¿qué habrá sido de Dakota?

La respuesta me llegó de la mano de dos películas y una serie: Pastoral americana (2016), Please Stand By (2017) y The Alienist (2018). A Dakota había dejado de hablarle (o ella había dejado de hablarme a mí, para ser más precisos) cuando comprometi­ó su extraordin­ario talento actoral en la saga Crepúsculo. “¡Ay, no, mi amor! Ni por dinero podés caer tan bajo”. Ella, de inmediato, cambió de representa­nte. William Morris Endeavor empezó a diseñarle la carrera que ella merecía, mientras su hermanita Elle Fanning parecía ocupar su puesto. Naturalmen­te, pronto se notó que Elle, más allá de su belleza juvenil, no tiene nada que ofrecer al mundo de la actuación. En Pastoral americana, Dakota representa a una joven tartamuda, completame­nte enfrentada a sus padres-modelo (Ewan McGregor y Jennifer Connelly). Su personaje adhiere a las ideas más radicales y comienza a poner bombas con el secreto objetivo de minar la sociedad norteameri­cana de los años 60 y su sistema de valores. Vive en la clandestin­idad y, después de un episodio que le cambia la vida, adhiere a un credo oriental que le impide prácticame­nte comer y, desde luego, bañarse, para respetar a ultranza toda forma de vida. Please Stand By es menos amarga. Allí Dakota da cuerpo a una joven autista obsesionad­a por escribir un guión para Startrek y presentarl­o a concurso en Universal Studio, lo que la obliga a escaparse (¡sola!) a Los Angeles. Las dos actuacione­s rescatan lo mejor de Dakota, que puede combinar con naturalida­d una restricció­n (el asma, el tartamudeo, el autismo) con una obsesión intelectua­l o afectiva y convencern­os de que ese límite puede ser vivido, o mejor: que merece ser vivido. Le escribo a Dakota un “¡Bravo!”. Ella se alegra y me contesta que espera que me guste la versión de La campana de cristal (la novela de Sylvia Plath) en la que actúa bajo la dirección de Kirsten Dunst. “La espero impaciente”.

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 ??  ?? Marian Kamensky, Kronen Zeitung, Viena, AUSTRIA EN BOCA CERRADA. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, come, traga, sueña, gobierna y regurgita por Twitter.
Marian Kamensky, Kronen Zeitung, Viena, AUSTRIA EN BOCA CERRADA. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, come, traga, sueña, gobierna y regurgita por Twitter.

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