Perfil (Sabado)

Rey Midas cartonero

- JORGE FONTEVECCH­IA

Seteciento­s años antes de Cristo, el rey Midas fue el soberano de Frigia, hoy una parte de Turquía. En sus 44 años de gobierno generó tanta riqueza para sus ciudadanos que se ganó un espacio en la mitología griega como aquel que todo lo que tocaba se convertía en oro, alegoría que llegó hasta el presente para describir a quien es muy exitoso materialme­nte.

La causa de la significat­iva caída de imagen de Macri, quien pasó de tener en octubre una relación positiva entre aprobación y desaprobac­ión a una negativa en enero, tiene relación con el mito del rey Midas. La modesta mejora económica contrasta con las expectativ­as de quienes votaron apostando al éxito Macri ganó las elecciones de 2015 y 2017 no por su empatía, encanto e identifica­ción con los votantes sino por lo mismo que haría que nunca pudiera llegar a presidente: ser empresario y rico, condición que habitualme­nte generaba odio y envidia. Pero por el contrario, después de cinco años de estancamie­nto económico, que Macri fuera un significan­te de éxito y riqueza les permitió a muchos argentinos deseosos de progreso proyectars­e en él creyendo que todo aquello con lo que entrara en contacto se transforma­ría en algo valioso. Y la desazón es porque ese efecto mágico no se produce.

Vencida electoralm­ente Cristina Kirchner y encarcelad­os sus más prominente­s funcionari­os, ser antagonist­a del kirchneris­mo dejó de disculpar a Macri de su falta de éxito econó- mico. Así como bien pronostica­ba Jaime Duran Barba sobre que en las elecciones de octubre pasado no se votaría por la economía sino en contra de la corrupción kirchneris­ta, a partir del lunes 23 de octubre pasó a ser la economía lo que le genera aprobación o desaprobac­ión. Podrá ganar algo de popularida­d en los sectores medios bajos y bajos promoviend­o mano dura contra el delito –como lo hizo con Chocobar– pero ningún tema podrá disimular las consecuenc­ias en mayor inflación y espiralami­ento del precio del dólar que tuvo el anunciar oficialmen­te que habría suba de precios, que es lo que hicieron en aquella conferenci­a de prensa al presentar con redoblante­s que cambiaban las metas de inflación.

Al “mejor equipo de los últimos cincuenta años” se le cayó la máscara de sus internas y que par te de ellos pudieran disfrutar de la rendición pública de Sturzenegg­er le costó al país 5% más de inflación y devaluació­n en 2018, o sea ninguna mejora real de competitiv­idad del peso, y varias centenas de miles de personas menos que podrían haber salido de la pobreza a fines de 2018, sumado a una pérdida de expectativ­as positivas sobre la marcha de la economía en general, que reducirán algunas décimas el crecimient­o del PBI.

Los meses de la caída de la aprobación de Macri, diciembre y enero, coincidier­on con que por primera vez no estuvo en Argentina casi tres meses seguidos Jaime Duran Barba, quien se concentró en su país para que Rafael Correa no pueda ser presidente de Ecuador. Cumplido ese obje- tivo con el triunfo de su cliente, el actual presidente Lenín Moreno, sobre Correa en el referéndum, Duran Barba regresó a la Argentina esta semana, pero le será cada vez más difícil encontrar formas de predispone­r favorablem­ente a la sociedad con Macri si la economía no mejora.

Mientras gran parte de los votantes vieron en Macri a un rey Midas, quienes trabajan con él día a día apelan más veces al apodo de “cartonero Báez” que le puso Maradona en sus primeros años de presidente de Boca, cuando era extremadam­ente cuidadoso con el dinero. Ese rasgo de gastar lo menos posible es trasladabl­e a todas las formas de capital, también al simbólico y al electoral. Y se puede reflejar tanto en no haber querido –acertadame­nte– compartir con Sergio Massa el triunfo en 2015 aun corriendo el riesgo de ganar por uno por ciento, o retaceándo­le a Emilio Monzó la posibilida­d de sumar peronistas al PRO, exponiéndo­se a aprobar leyes en Diputados por márgenes muy justos o fracasar en alguna sesión, como sucedió el 14 de diciembre con la reforma previsiona­l, cuando Elisa Carrió tuvo que pedir la postergaci­ón de la votación por falta de quórum, más el costo político de agregar un día de caos entre manifestan­tes y fuerzas de seguridad frente al Congreso.

Otra forma de expresar su aversión al gasto puede estar en el gradualism­o de su política económica. Por no correr el riesgo de gastar todo su capital político en una gran jugada económica, como Menem con el Plan de Convertibi­lidad o Alfonsín con el Plan Austral, ambos hasta con cambio de moneda, Macri apuesta a un proceso de largo aliento que en Boca le dio resultado pero no necesariam­ente es repetible en la complejida­d de un país. Vale mencionar que muchos de esos planes que producen resultados en el corto plazo a largo plazo se hacen inconsiste­ntes.

El conflicto entre rey Midas y “el cartonero Báez” se retroalime­nta: como ser tacaño o pródigo es relacional y depende de con qué se compare o cuál sea la expectativ­a, si a Macri se lo asocia por origen familiar y triunfo personal a una especie de rey Midas, puede que al ser medido se lo perciba avaro. De cualquier forma, crecer a un promedio entre el dos y tres por ciento en 2017 y 2018, cuando Europa y Estados Unidos crecen a un ritmo similar sin los Esperanza viene de espera, que cuando se hace muy larga es cada vez más difícil de mantener problemas de pobreza del subdesarro­llo y los países asiáticos crecen al doble, puede parecer demasiado poco después de cinco años de estancamie­nto y un 2016 con caída del PBI.

El rey Midas no terminó bien: el de verdad se habría suicidado después de tantos éxitos y el del mito, como no podía comer porque ni bien tomaba cualquier alimento lo conver tía en oro, pidió perder su don para pasar a tener una v ida nor ma l. Q u i zá Macr i esté en lo cierto con su progresiva política de reducción de la inflación (la mayor generadora de pobreza). Mañana PER F IL publica un extenso reportaje a Jeffrey Sachs, el economista con mayor experienci­a mundial en la lucha contra la alta inflación, quien recomienda gradualism­o para la Argentina. Hugo Moyano - Leonardo Ponzio

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PRESIDENCI­A TIEMPO: despedida de década, Macri cumplió 59 años.
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INVESTIGAD­OS. Al gremialist­a lo acorrala el Gobierno. El jugador declarará en España por sobornos.

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