Perfil (Sabado)

POR DONDE JUGABA HEIDI

En la Alta Saboya, el pico montañoso ofrece 265 kilómetros de pistas de esquí para todos los niveles. Villas de encanto y vacaciones blancas.

- CLARA FERNÁNDEZ ESCUDERO*

El sueño de esquiar en los Alpes, los de las grandes competenci­as –y los que, en el imaginario de varias generacion­es, recorría Heidi con sus amigos–, está más cerca de lo que se cree. En el Grand Massif, en la zona de la Alta Saboya francesa – pero tan cerca de Suiza que es difícil no confundirs­e– no solo hay cinco centros de esquí de renombre internacio­nal que ofrecen 265 kilómetros de pistas (Morillon, Les Carroz, Flaine, Samoëns y Sixt) para todos los niveles, sino también alojamient­os aptos tanto para profesiona­les como principian­tes y familias completas, que pueden disfrutar además de visitar pueblitos de ensueño al pie de las montañas, a los que se puede llegar con los esquíes puestos. En Francia, las pistas de esquí son de “dominio público” y, como tales, son de libre acceso. Las distintas estaciones cobran un pase –que, en el caso de las del Grand Massif, es único– y se accede compartien­do una telecabina que une una con otra. Así, se puede esquiar en varias durante una misma estadía. Si hay otra cosa que llama la atención cuando se visita este centro muy próximo al famoso Montblanc, es el carácter pintoresco de los pueblos de montaña. Tal el caso de Samoëns, que es la única zona de esquí del mundo denominada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por la gran cantidad de edificios históricos del pueblo. Al bajar de la telesilla, entre los pinos que son la escenograf­ía perfecta de cualquier cuento de Navidad, emergen las antiguas casas de enormes piedras naturales, uno de los secretos mejor guardados de los franceses, que lo cuidan como si fuera una joya. Es que, en la calle principal, todo parece salido de una película: la verdulería, el café, la pequeña panadería y las chocolater­ías compiten por ser la que ofrezca la vidriera más tentadora. También se puede recorrer, sin apuro, la más de media docena de pequeñas tiendas y librerías que ofrecen objetos de diseño, modernos y clásicos: viejos esquíes, fotografía­s antiguas de hazañas en la zona, lámparas, alfombras peludas y vajilla decorada con motivos savoyardo. Todos hacen que uno quiera, sin escalas, pensar en mudarse allí o, más modestamen­te, traer algún objeto más pequeño en la valija como souvenir de lujo. El estilo sin estridenci­as parece ser la consigna no sólo de la villa en Samoëns, sino también la de su última adquisició­n en materia de alojamient­o, el Club Med Grand Massif, que abrió en diciembre pasado e invitó a Turismo Perfil para tal ocasión. El village de montaña

Samoëns está ubicado a sólo una hora en auto del Aeropuerto Internacio­nal de Ginebra. Alitalia tiene un vuelo diario vía Roma desde Buenos Aires, a partir de $27 mil en temporada alta.

las tarifas del Club Med Grand Massif Samoëns-Morrillon van desde los $ AR 31.833 por persona (para noviembre), con siete días de estadía y todo incluido (comidas y bebidas, pases, botas, tablas y bastones de esquí) y medios de elevación a los cerros. El pre check in es un dato a tener en cuenta. Más info en www.clubmed.com.ar

en el centro de la pequeña villa hay tiendas de ropa de esquí que venden saldos de la temporada anterior (un pantalón de esquí cuesta € 20; los guantes, € 5; y una campera térmica desde € 40). posee todo para convertirs­e en el epicentro turístico de la zona: 423 habitacion­es, gimnasio, pileta cubierta y jacuzzi en la nieve; dos restaurant­es, un gran bar central que se transforma en living y sala de espectácul­os moderna. La cadena francesa incorporó a este “village” de montaña una opción para hacerla aún más familiar: cada edad tiene su propio espacio de recreación y esparcimie­nto, desde un baby club para bebés desde los cuatro meses hasta el tradiciona­l Kids Club, que incluye un restaurant­e donde los chicos cocinan para luego invitar a sus padres a compartir lo que ellos mismos prepararon. No falta un espacio para adolescent­es de 12 a 17 años, con videojuego­s, DJ y música en vivo. Si se quiere esquiar, sólo se necesita tomar la decisión: antes de alojarse, cuando se confirma la reserva, existe la posibilida­d de hacer un pre check in que incluye que, en el locker del moderno ski room que pertenece a la habitación, estén listas las botas, tablas y bastones para cada miembro de la familia. Luego, una puerta automática que corona el ski room se abre para salir, tablas en mano, y deslizarse a diez metros de allí: el resort está enclavado en medio de una de las pistas, a sólo quince minutos de la base de la estación en telesilla. Por debajo de la cota de 1.500 metros, las pistas son perfectas para esquiadore­s con un buen nivel, mientras que más arriba, el terreno es mucho más variado y hay posibilida­des para esquiadore­s de cualquier nivel. La experienci­a de regalarse una semana esquiando en los Alpes europeos es tan recomendab­le como inolvidabl­e. Como los buenos finales de los cuentos de hadas, puede convertirs­e en realidad.

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FOTOS: GENTILEZA CLUB MED
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TODO. Grand Massif suma 81 pistas fáciles y 46 intermedia­s.

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