Perfil (Sabado)

A todo esto

- MARTIN KOHAN

¿Qué puede decirse del crápula de Harvey Weinstein que no se haya dicho hasta ahora? El muy canalla se aprovechó de su lugar de poder (en las empresas y las institucio­nes, como sabemos, los lugares de poder siguen siendo mayoritari­amente ocupados por varones) para obtener consentimi­entos sexuales que no habría obtenido sin esa maniobra artera, sin ese ardid, sin esa infame extorsión, sin tanta vileza.

Lo deplorable del proceder de Weinstein no fue que quisiese seducir a esas mujeres que se le presentaba­n, sino precisamen­te lo contrario: que prescindió de la seducción y la suplió, así sin más, por el uso del puro poder, el poder de decidir a qué actriz iban a contratar y a qué actriz no iban a contratar en cada caso. El feminismo, como movimiento emancipato­rio, contribuyó decisivame­nte a la lucha por la liberación sexual; por eso fueron más que oportunas las advertenci­as en contra de una regresión pacata, la mojigaterí­a y sus moralinas, dispuestas para la represión de lo erótico, así como de la perspectiv­a machista que supone a las mujeres siempre y por definición a merced de los hombres, inermes y pasivas ante sus avances, sus miradas, sus palabras, sus intencione­s.

Lo de Weinstein fue otra cosa: se valió del poder que tenía, como productor, para hacer que las postulante­s se acostaran con él, y favorecerl­as a cambio. Sus víctimas hoy descubren que lo fueron y deploran, en retrospect­iva, el juego al que se prestaron: juego perverso que se libró en un punto de disociació­n entre lo que ellas querían (porque querían obtener un determinad­o papel) y lo que deseaban o no deseaban (porque, en sentido estricto, no deseaban acostarse con Harvey Weinstein).

¿No es extraño que se siga postulando una entera y simple identidad del sujeto consigo mismo, no es extraño que se siga postulando así sin más la completa mismidad del sujeto con su cuerpo, pasando tan obstinadam­ente por alto lo mucho que se ha dicho y escrito sobre las posibles divergenci­as, conflictos y equívocos que cada cual puede llegar a tener consigo, consi- go o con su propio cuerpo? Sin eso, según creo, no se entiende el accionar de Weinstein. Su abogado se deshizo, de taquito, de la imputación por violación, por presunto forzamient­o directo del cuerpo o de la voluntad de sus víctimas. Porque el cretinismo de Weinstein se aplicó en verdad sobre ese flanco en el que una voluntad se parte (se parte entre lo que quiere: un papel, y lo que no desea: acostarse con Harvey Weinstein) y quiebra esa ilusión de cohesión asignada con frecuencia a las personas (cuando se le hace hacer al cuerpo lo que el cuerpo, de por sí, no haría: acostarse con Harvey Weinstein).

Entretanto, y estando el tema tan en el tapete, tan en los medios y en las conversaci­ones, me llama la atención lo poco que se ha pensado (si es que se ha pensado) en esas otras víctimas de Weinstein: las que no subieron al escenario a recibir premios, las que no pudieron hacer formidable­s discursos ni elegir el color del vestido, las que no obtuvieron el papel, ni actuaron, ni ganaron fortunas. Es decir, concretame­nte, las que a Weinstein le dijeron que no, las que ofrecieron una resistenci­a firme a sus manejos de poder, las que no quedaron en el casting porque no accedieron a acostarse con él. ¿Alguien las mencionó? ¿Alguien las recordó? ¿Alguien se preguntó quiénes son, cómo se llaman, dónde están, qué fue de ellas? ¿Alguien se preguntó qué pasó con sus carreras: si se abrieron paso, pese a todo; si quedaron relegadas y cayeron en papeles menores; o si trabajan, hoy en día, de otras cosas, en lugares ignorados de ciudades que nadie sabe?

Ellas fueron, también, las víctimas de Harvey Weinstein. Plantaron su lucha de género en el sitio justo y en el momento justo. Dijeron que no y se mantuviero­n firmes. Dijeron que no y pagaron las consecuenc­ias. Otras fueron las elegidas, para otras fueron los puestos, el dinero, la fama, los premios, los discursos, los vestidos. De ellas, que yo sepa, nadie ha hablado. Para ellas, que yo sepa, no se hicieron homenajes todavía.

La razón, yo no la sé. Me la pregunto.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina