La humanidad detrás del peso de los atentados
Título original: Stronger Dirección: David Gordon Green Intérpretes: Jake Gyllenhaal y Miranda Richardson Origen: Estados Unidos (2017)
Más fuerte que el destino recorre la frontera, fina y peligrosa, que divide a la biopic, ese subgénero donde se cuenta una vida que Hollywood esnifa para sentirse mejor consigo mismo. Esa división, ese límite, se da entre la posibilidad de lograr algo, rascar de un suceso real y de una persona situaciones de cine, decir algo sobre el mundo, y la otra posibilidad, donde maquillajes y demás sirven de mero millaje para ganar, por fin, un Oscar.
El caso del film de David Gordon Green se acerca más a esa primera acepción, que entiende la biopic como posibilidad de recorrer la leyenda de forma quirúrgica y desactivar, sin faltar el respeto, el mito y su tictac. Aquí el mito, el bronce, lo da el atentado que sufrió en 2013 la ciudad de Boston, donde dos bombas fueron detonadas en la línea de llegada de una maratón. En ese evento el personaje de Jake Gyllenhaal, Jeff Bauman, por culpa de las explosiones pierde ambas piernas para devenir, sin quererlo, el rostro de un eslogan (“Boston Strong”, de allí el título original, Stronger, que deja en claro desde el vamos las intenciones del film).
El director David Gordon Green decide meterse con esa construcción del héroe americano, de cómo una ciudad puede estar deshidratada de esperanzas y usar una frase hecha como sutura. Green quiere dejar en claro que esa persona sí vive un real trauma personal que, en él, puede pesar más que su nueva corona social. Entonces, ahí es donde Green confía en Gyllenhaal, y donde decide ser crudo. Transmitir el real dolor que implica quitar las vendas que cubren el sitio donde antes había piernas es una idea que ilustra la tragedia desde la captura de algo ínfimo y da cuenta de los modos del film.
Gyllenhaal, entonces, sabe lidiar con ese peso que le impone el film.