Entregada al mundo de la ficción
Actriz de películas, escenarios y estudios televisivos, la pareja de Germán Palacios estrenó como directora Salón de belleza. Se queja de los recortes en los subsidios culturales.
Tiene filmadas 18 películas desde el año 2001 y otras tantas participaciones especiales, y sus antecedentes televisivos van desde Gasoleros en 1998 hasta
Vida de película el año pasado. Por esas vueltas de la vida, nació en Brasil, y fue por la actuación en la película El Polaquito, de Juan Carlos Desanzo (2003), que conquistó el Cóndor de Plata y el premio a la mejor actriz en el Festival de Montreal. En lo personal, no puede dejarse de subrayar que comparte la vida desde hace diecinueve años con Germán Palacios, con quien tuvo dos hijos.
Luego de estudiar con distintos docentes, inicia su carrera como productora, directora y autora teatral con Salón de be
lleza, que se presenta solo los viernes a las 21, en el teatro Nün Bar. Para este primer espectáculo convocó para su elenco a Maitina de Marco, Gilda Scarpetta y Luciana Lifschitz.
“Sigo trabajando como actriz –aclara–. Hice un taller de dramaturgia para actores con Lisandro Rodríguez y Santiago Loza y ahí descubrí que podía inventar un mundo total. Estudié con Norman Briski, Augusto Fernandes, Romina Paula, Cynthia Edul y Mauricio Kartun. Esas instancias me impulsaron a escribir estructuras e imaginar personajes. Tengo más experiencia como actriz de cine que teatral, y es más difícil el escenario, porque es el mundo más complejo. Dirigí dos cortometrajes: Gabriela e Ismael y Berta y las menores. Siempre me apoyé en los actores”. —¿Es más fácil para una mujer dirigir cine que teatro?
—Es mi primera vez como directora teatral y para mí esto fue lo más difícil. Te exige estar todo el tiempo en un plano lúdico y es un fuego que necesita ser reavivado permanentemente. En lo cinematográfico, tenés muchas instancias, con tus propios tiempos, y eso mejora. El teatro es en carne viva. Vive en conflicto.
—En general, todo lo que escribo tiene personajes femeninos. Por primera vez estoy creando otro cortometraje, que será mi tercero, con el protagonismo absoluto de un hombre. Por ejemplo, en Salón de be
lleza no aparecen los varones en escena pero se los cita. Es una ausencia que se hace presente. Como primera obra de teatro, busqué incorporar una situación estética de un cuento cómico dramático. Inicio un camino de búsqueda y descubro los mecanismos. El texto era uno y con los ensayos cambió, a partir de la dramaturgia de las actrices. —¿No podrías separar a la autora de la directora? —Efectivamente, incluso no sé si podría dirigir el material de otro autor. Sería un desafío. Tampoco podría actuar en lo que imagino. Ahora empiezo a escribir una nueva obra de teatro sobre “qué hubiera pasado si…”. —¿Cómo ves este momento, entre el aborto y las denuncias por acoso? —Tenemos que trabajar todas a favor de todas. Estén o no de acuerdo. Hay que ponerse de nuestro lado. Hay que informarse, leer y escuchar a las que saben. Hace nueve años escribí una carta sobre el tema del aborto y recién me siento acompañada. Se viene un cambio de paradigma, la lucha tiene cien años y aún no logramos igualarnos. Las mujeres no nos atrevimos a ocupar algunos lugares, como la dirección. Debemos aliarnos para conquistar lugares donde no nos dejan entrar.
“Las mujeres debemos aliarnos para conquistar lugares donde no nos dejan entrar.”