DE VIEJA ESTIRPE
Al norte de la capital de Grecia, un suburbio resiste la industrialización de los productos locales hechos a mano. Los espacios gastronómicos hacen honor al vino y a las huertas.
El barrio Kifissia, 25 minutos al norte de la ciudad de Atenas, concentra los mayores lujos de la Grecia moderna. Cinco lugares imperdibles.
Los viajeros que quieran saber dónde los locales pasan su tiempo en Atenas tedrían que dirigirse a Kifissia, un suburbio arbolado y ascendente al norte del centro de la ciudad. En los últimos años la zona logró un mix atractivo de restaurantes y marcas locales. De mañana, los atenienses se dirigen a Amaryllis en busca de su café griego, tradicionalmente tan negro y fuerte que viene con un vaso de agua para limpiar el paladar. Luego regresan al mediodía por un sandwich, una ensalada o un postre casero de chocolate. También hay menú de vinos griegos, que se saborean sentado al fresco, una hermosa manera de pasar la tarde en el vecindario. Una panadería del siglo XIX, Varsos, es el wonderland de los souvenirs. Entre las bolsas de pistachos y almendras, los frascos de miel y mermeladas (la ácida de cerezas es la de mayor éxito) y los paquetes de higos secos, lo más tentador es el conjunto de 40 tipos de bizcochos horneados cada día, entre los que se incluyen los de canela. Una delicia. Aunque los artesanos están en extinción, Tria es una marca que pone en exhibición los mejores productos. Sólo se visita con reserva previa y se exhiben productos de todas las regiones de Grecia, desde carteras hasta tejidos. Maya Zoulotits se hizo famosa por sus joyas de líneas limpias, simples y totalmente hechas a mano, en la trastienda de su local. Trabaja oro, plata y sus collares y pulseras están enhebrados con hilos de seda. Para cerrar el día, la comida “inernacional” del Resturante 21: ñoquis con higos y queso de cabra o ensalada griega con cangrejo. Los cócteles son creativos, como por ejemplo el “Aliento mexicano” que mezcla tequila con palta, puré verde de manzana, coriandro y néctar de agave.