Arrancó la puja por la sucesión y los radicales reclaman su lugar
La salida de Emilio Monzó abrió una guerra interna del oficialismo para controlar la Cámara de Diputados. Se trata de dos lugares estratégicos: en primer lugar, el manejo administrativo de “la casa” y, además, la presidencia del bloque del PRO, hoy en manos de Nicolás Massot, uno de los monzoístas de primera línea.
Según pudo reconstruir PERFIL, el primer anotado es el radical cordobés Mario Negri, jefe del interbloque de Cambiemos y quien concurría al despacho del jefe de Gabinete, Marcos Peña, los martes por la tarde a conversar sobre el temario parlamentario. Si bien los radicales no quieren que trascienda, Negri ya había ensayado, en 2017, la idea de manejar Diputados si Peña desplazaba a Monzó. “Mario no va a dejar pasar esta oportunidad”, deslizan en el macrismo. Y apuntan que, en todo caso, el proceso podría acelerarse si Monzó deja su lugar a fines de 2018 como realmente desea. Si no, en todo caso, para 2019 habrá otras opciones como el presidente del radicalismo, Alfredo Cornejo, o, del lado del PRO, el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli.
“Si es un radical, van a tener que buscar uno que tenga consenso dentro del PJ para juntar los votos. Es más difícil encontrar eso hoy en el PRO”, cuenta un experimentado diputado oficialista. Uno de los “upgrades” que ostentó Monzó fue su buena interlocución con el peronismo, de Máximo Kirchner a Agustín Rossi, y de Marco Lavagna a Pablo Kosiner.
En cuanto a la presidencia del bloque del PRO, surge la opción que siempre tuvo Macri en mente: Carmen Polledo, ex vicepresidenta de la Legislatura porteña. Ya se anotó también Eduardo Amadeo, pero con poco margen interno dado su altísimo perfil que molesta a sus compañeros. Massot ya adelantó que no se quedará “cueste lo que cueste” y daría un paso al costado si es el deseo de la Rosada. “Somos orcos”, suele bromear cuando habla de su trabajo parlamentario. Parábola complicada: en los últimos días mientras él y Negri, cordobeses, peleaban por el tema tarifas defendiendo al oficialismo, el Presidente se sacaba una foto con el gobernador Juan Schiaretti. Ninguno lo sabía. Un baldazo de agua fría que Monzó ya conoce.
Todo se decidirá a fines de 2018, cuando se renueven las autoridades de la Cámara. Allí Monzó podría, como pretende, autoexcluirse. Quizá para esos meses la embajada de España ya se esté reacondicionando para recibirlo.