Irresistible, sobre todo por los temas de Abba
Aunque sin Meryl Streep como protagonista –con excepción de su aparición en un par de exquisitos números musicales al final–, esta vuelta de Mamma mía supera con creces al primer film de 2008. El inglés Ol Parker ( El exótico hotel Marigold) le agrega una abundante cuota de oxígeno a esta comedia romántica y melancólica que recupera parte de los éxitos de la
música pop de los 70 ( Waterloo, Dancing Queen, The name of
game), de los suecos de Abba, y lo hace con absoluto ingenio y desparpajo.
El director aporta un refrescante contrapunto a la trama, al incorporar insólitos y divertidos guiños que aluden a otros éxitos, como Titanic, en una secuencia que tiene por protagonistas a Colin Firth y Stellan Skargard, viejos ex amantes junto con Pierce Brosnan de la inolvidable Donna, que en la primera producción interpretó Meryl Streep. En la película actual no se sabe muy bien si Donna murió, aunque se presume que sí y es su hija Sophie (Amanda Seyfried) la que ocupa en el presente el lugar de ella, reinaugurando la vieja posada que ahora se llama Hotel Bella Donna.
Así la noche de fiesta del reciclado albergue, el espectador podrá descubrir algunas sorpresas. Entre ellas la aparición de la inimitable Cher (como la abuela de Sophie), con una contundente máscara de maquillaje, que en un dúo inolvidable canta la clásica Fernando, junto a un rescatado Andy García en el papel de gerente del hotel.
En este muy bien filmado y entretenido pastiche kitsch, el público disfrutará de dos aspectos interesantes: los años de juventud de Donna en flashback y los actuales momentos que coronarán la vida de su hija Sophie, embarazada.
Donna en su juventud está a cargo de Lily James, una actriz con tanto talento y entrega que resulta deslumbrante. Una secuela feliz en todo sentido.