Perfil (Sabado)

LEÑA DEL ARBOL CAIDO

Una iglesia de 1070, un pub de 1220, un tren de 1881 y el astillero del Titanic son algunas de las reliquias que ofrece esta ciudad portuaria costera, a dos horas de Londres.

- LISA SCHÖNEMANN*

Quien llega en crucero a Southampto­n decide a veces hacer una excursión exprés a Londres, ubicada a dos horas y media. Sin embargo, otra opción es quedarse en Southampto­n y recorrer la calle QE2 Mile, que toma su nombre del famoso barco Queen Elizabeth II, con sus bonitas casas viejas de paredes entramadas. La calle comienza cerca del puerto y al final se convierte en una zona peatonal. Desde el punto de vista arquitectó­nico, la ciudad, que en el pasado vivió de la construcci­ón naval, es una mezcla encantador­a de diseño excéntrico y brillante historia marítima. En el nuevo barrio portuario de Ocean Village se yergue el Harbour Hotel, un edificio de cristal recién terminado que se asemeja a un yate lujoso. No lejos de allí, en la calle Canute Road, hay una mansión de ladrillo que en el pasado albergó la sede de la naviera White Star Line, donde a principios de 1912 fueron contratado­s los oficiales, los fogoneros y los grumetes para el viaje inaugural del Titanic, según explica el historiado­r Jake Simpkin durante un recorrido por la ciudad. “Aquí, en cada esquina hay historia. Una iglesia del siglo XI, un pub del año 1220”, dice el estadounid­ense Dan Umfleet, quien junto a su esposa india, Dishi, se radicó en esta ciudad atraído por su historia. Y abrieron a pocos metros del histórico asilo de navegantes un diminuto café, el The Docks Coffee House, que ha sido distinguid­o como el mejor en todo el condado de Hampshire. En el casco antiguo de la ciudad se encuentran la iglesia parroquial de San Miguel, que data del año 1070, y el pub Duke of Wellington, que vale la pena visitar, instalado en un histórico edificio de paredes entramadas situado en la esquina de Bugle Street y Vyse Lane. Los dueños del pub, Victor y Lynn Taylor, recomienda­n al visitante la cerveza Swordfish, que se elabora en Southampto­n, combinada con una muy sabrosa porción de fish & chips (pescado con papas fritas). En la periferia del centro histórico, la calle High Street conduce a la antigua puerta de la ciudad, la Bargate, que fue construida por los normandos, y a los restos de lo que fueron la muralla medieval y sus torres, bombardead­as durante la Segunda Guerra Mundial. Desde arriba, los turistas pueden ver una de las cuatro terminales de cruceros. Southampto­n recibe cada año más de 1,7 millones de pasajeros. También merece la pena ir en un pequeño ferry a Hythe, en la periferia del New Forest, un viaje de veinte minutos. Del atracadero sale hacia el centro de la ciudad un pequeño ferrocarri­l histórico, el Hythe Pier Train, con los vagones originales del año 1881. Hay varios autobuses que van de Hythe al parque nacional New Forest, con sus viejos robles, pantanos y brezales, situado al suroeste de Southampto­n. Quien se traslade en auto por el parque deberá tener cuidado, porque allí los ponies salvajes tienen prioridad.

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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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HOSPITALAR­IOS. Los restos de la Abadía de Netley, de 1239, testimonia­n la hospitalid­ad de los monjes cistercien­ses: allí hospedaban a los viajeros. (Izq.) El monumento al Titanic, de 2012.
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