Apelarán la prisión preventiva al no aparecer los cuadernos
El lunes elevarán el pedido a la Cámara Federal tras el rechazo de Bonadio. Demandan ver el expediente para plantear su estrategia.
“Esto es un juego de póker y estamos a ciegas”, dijo a PERFIL uno de los defensores en la causa de los Cuadernosgate, que sacudió la calma que habían tomado los tribunales federales en las últimas semanas. Una quincena de letrados –algunos de ellos de los estudios jurídicos más caros del país– corrieron por los pasillos de Comodoro Py 2002 desde la mañana del miércoles cuando sus clientes cayeron presos por orden del juez Claudio Bonadio y a pedido del fiscal Carlos Stornelli, en el marco de una causa que ni siquiera sabían que existía.
La pasión de Oscar Centeno, chofer de Roberto Baratta, por registrar durante años viajes, horarios, personajes, direcciones y movimientos en una serie de cuadernos que llegaron a manos de la justicia a través del periodista Diego Cabot, de La Nación, descolocaron a los defensores. Pero en las últimas horas las novedades se complicaron: ahora un empresario también pidió arrepentirse.
Por lo pronto, la primera jugada de los defensores fue reclamar la aparición de los originales. Y el problema es que hasta ahora no se encuentran. “Si me vas a acusar de un homicidio, tráeme el cadáver. Si la prueba son los cuadernos, que aparezcan los originales. ¡Cómo me van a mostrar la fotocopia certificada de las fotocopias que entregó un periodista…! Quieren probarme un homicidio con la foto del cadáver”, razonó otro de los abogados que representa a un importante empresario que esta noche dormía en un calabozo.
El lunes mismo, las defensas apelarán ante la Cámara Federal las excarcelaciones rechazadas. Pero el fondo de la cuestión quedará para más adelante, y no se descarta un ataque a la figura del arrepentido.
Aunque los investigadores judiciales sostengan que alcanza con que el chofer haya reconocido su letra en las copias que le mostraron, los litigantes darán pelea. “Se habla de una investigación muy bien hecha y no tenemos ni una posibilidad de chequear cuándo se escribieron los cuadernos”, protestaba un tercer defensor que no quería dar su nombre – curiosamente, como todos en esta nota–. “Nos dicen que hay copia certificada: dieron fe de que vieron los cuadernos y resulta que no los vio nadie”.
Otro defensor coincidía: “Acá hay mucho misterio. Dicen que tienen los cuadernos, pero cuando los pedimos no aparecen. Y los salen a buscar en un allanamiento y tampoco los encuentran. Más vale que tengan algo más porque están jugando con liberta- des”. “¿Estrategia? ¿Qué estrategia? Si nadie sabe nada...”, confesó a este diario otra abogada del caso.
Entre la batería de medidas que se especulan presentar en tribunales el primer tiro es contra el origen de la causa y la posibilidad de un “fórum shopping”. Es que se resolvió abrir un expediente nuevo en el marco de la causa por sobreprecios de gas licuado –la primera por la que fueron presos el ex ministro Julio De Vido y el propio Baratta con un dudoso peritaje–, pero las defensas sostienen que ante nueva información se debió haber mandado a sorteo para que fueran otro juez y otro fiscal los que investigaran.
Los defensores también se quejan porque en el requerimiento se acusaba una asociación ilícita pero no aparecían los nombres de los implicados. Encima, agregan, las detenciones solo alcanzaron a algunos de los mencionados en los cuadernos.
PERFIL fue testigo de un episodio en donde un abogado le preguntaba a unos de los investigadores sobre cómo empezó el caso y por qué no dejaban ver el expediente. “Yo sé que Comodoro Py tiene su propia lógica pero muéstrenme la causa para saber de qué me tengo que defender”, refunfuñaba.
El que sí se animó a hablar ante la prensa fue el abogado Maximiliano Rusconi, defensor de De Vido, quien dijo a Radio Nacional: “Armar una historia es muy distinto a tener un hecho investigado con precisión. Uno sabe quién es quién. También sabemos quién es Bonadio”.