Seguridad, ahorro de energía y confort, así se logra un ‘hogar inteligente’
Si bien no son productos masivos, en el mundo cada vez hay más empresas, edificios públicos, barrios enteros y casas particulares que se convirtieron o se construyeron desde cero como “inteligentes”. Aquí, los porqués:
Seguridad: la domótica inteligente permite, por ejemplo, cerrar una llave de gas o de agua ante escapes, pérdidas o simples olvidos. Además, pueden detectar movimientos de intrusos en el hogar y hasta sacarles una foto y enviárselas a su celular si así lo deseara. Pero también podría iluminar la escalera de noche cuando usted, sus hijos o sus padres mayores se levantan para ir al baño, de manera tal de evitar caídas o golpes, entre otras funciones.
Control del consumo y ahorro energético: a veces no es que uno consume mucho, sino que algún artefacto en particular funciona mal y genera derroche. Con estos sistemas se puede saber cuánto consume cada uno de los artefactos del hogar y evitar estas situaciones. Pero además, esta tecnología permite un ahorro energético –agua, luz y gas– de hasta un 30%.
Ecología: la ecuación es tan sencilla como que menos consumo implica más ahorro energético, y por ende, menos contaminación ambiental.
Inversión rentable: algunas empresas garantizan que entre uno y tres años después de haber transformado el hogar la inversión –que está en el orden de los 60 mil pesos para un departamento de dos ambientes– se recupera gracias al consumo inteligente. Pero además, el va- lor de reventa de estos hogares se incrementa cuando están equipados con esta tecnología, con lo cual se trata de un negocio rentable tanto para el inversor como para quien vive en ese espacio.
Confort: llegar al hogar y que este ya esté a la temperatura que uno desea, o bien relajarse y no tener que pensar en regar el jardín porque el sistema lo hace automáticamente, son cosas que le darán más tiempo y más razones para relajarse.