Atletas que hacen sus zapatillas y casas en 54 horas, nuevos hitos de la impresión 3D
Una muestra exhibe los alcances de esta técnica que promete convertirse en una fase del proceso industrial. Estiman que el volumen de este negocio ya es de US$ 6 mil millones.
La impresión 3D promete revolucionar todas las industrias económicas, desde la construcción hasta la industria alimentaria, pasando por la salud, las fábricas de electrodomésticos, la industria textil y hasta el mundo del arte y la decoración. Repuestos que se imprimen, prótesis, órganos, casas y hasta alimentos. Todo es posible de reproducir gracias a esta tecnología.
Y este fenómeno no solo está ocurriendo en países lejanos. A nivel local ya comenzaron a aparecer las primeras producciones realizadas en 3D. Incluso, hace unos días, la Fundación Telefónica Movistar presentó la exposición “3D. Imprimir el mundo”, que muestra justamente muchos de estos desarrollos y puede visitarse, sin costo, hasta el 7 de diciembre.
Pero aunque recién en los últimos años comenzaron a salir a la luz las producciones innovadoras que posibilita la tecnología 3D, esta tuvo que recorrer un largo camino. La primera impresora 3D fue lanzada en 1987 por la compañía 3D Systems. “El valor económico de la impresión 3D en la industria ha crecido hasta la actualidad en más de 6 mil millones de dólares, pero además se espera que crezca hasta los 16 mil en el año 2020”, cuenta la española Carmen Baselga, arquitecta y curadora –junto con Héctor Serrano– de la muestra “3D. Imprimir el mundo”, durante una entrevista exclusiva con PERFIL.
Sobre el desarrollo de esta tecnología en nuestro país la especialista asegura que a mediano y corto plazo veremos una evolución muy importante. “Se va a implantar más rápidamente en sectores donde se requiere realizar cosas a medida, como medicina, calzado o indumentaria”, revela.
Además, para Baselga es importante destacar la incor- poración de esta tecnología en sectores productivos y en la educación, donde todavía es muy incipiente y sin embargo muy necesaria. “Esperamos ver, también, el aumento de Fab Labs en Buenos Aires, bien distribuidos por todos los barrios. Por otra parte, la tecnología aditiva va a permitir producir de forma eficiente a pequeña escala; y gracias a eso la pequeña y mediana empresa podrá competir con grandes industrias. Esto es interesante porque abre nuevas oportunidades de negocio”, resume.
Cuando se le pregunta sobre las industrias que aún no están utilizando impresión 3D, la curadora reconoce que ya es muy difícil encontrar áreas económicas que no estén experimentando con el uso de esta tecnología.
“Los deportistas ya pueden imprimir sus propias zapatillas anatómicas y con una estética exclusiva. Lo mismo ocurre con los accesorios de joyería y complementos. También en odontología ya se está utilizando y se irá convirtiendo en algo más común. Además, gracias a la impresión 3D ya no hay que esperar por las plantillas para el pie, pues tras el escaneo puede ser inmediatamente impresa –ejemplifica Baselga, y continúa–: Algunas marcas de electrodomésticos tienen repuestos listos para imprimir. Gracias a la impresión 3D no tendrán que almacenar grandes cantidades de repuestos e, incluso, se podrán conseguir piezas de electrodomésticos que han dejado de existir. Mientras que a nivel de obras públicas se podrán imprimir puentes como el que mostramos en la exposición, que se realizó en Alcobendas, Madrid; y hasta viviendas”.
Justamente, una de las industrias que promete revoluciones con esta tecnología es el área de construcción. Recientemente se estrenaron las primeras viviendas del mundo impresas. Se trata de una propiedad de 95 metros cuadrados desarrollada en Nantes, Francia. Imprimir esta casa demoró poco más de dos días (54 horas) y cuatro meses en total para incluirle ventanas, puertas y techo.