Perfil (Sabado)

En el Gobierno dicen que la relación está ‘descontrol­ada’ y que el tiempo ayudará

En el entorno de Macri ven a Carrió “fuera de control” y dicen que se volvió “más conspirati­va que nunca”. José Torello, asesor presidenci­al, es quien mantiene el diálogo.

- EZEQUIEL SPILLMAN

“Es un drama shakespear­eano, por momentos no tiene lógica”. La frase es de uno de los asesores de Mauricio Macri. Aunque hubo quienes visualizar­on que la ira de Elisa Carrió podía venir, en especial tras su enojo por no haber podido asumir al frente de la comisión que controla a los fiscales, hoy en la Casa Rosada admiten que la relación está “descontrol­ada” y apelan al tiempo como ordenador del vínculo con la chaqueña.

“Lilita está fuera de control, está claramente en un mal momento personal y se volvió más conspirati­va que nunca”, apunta una fuente con despacho en Balcarce 50. La diputada sufrió la pérdida de un hijo y se refugió en Uruguay varios días.

La última pelea se dio esta semana: Germán Garavano, el ministro de Justicia, fue criticado por la líder de la Coalición Cívica por haber expresado que estaba en contra de las detencione­s de ex presidente­s como imagen hacia el exterior. Y, además, oponerse a las prisiones preventiva­s con procesamie­ntos de primera instancia, la llamada doctrina Irurzun, por el camarista que impulsó la preventiva para Julio De Vido en la causa por irregulari­dades en la mina de Río Turbio. Este criterio procesal lo comparte gran parte de la mesa jurídica que asesora al Presidente. “Esto nos vuelve como un búmeran”, describe un asesor judicial. Quizás por ello, Daniel “el Ta- no” Angelici enfureció cuando observó la foto entre Irurzun y Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, el abogado personal del Presidente, tomando un café.

Otro caso que enloqueció a la diputada fue la absolución de Carlos Menem en la causa por la venta ilegal de armas. En el macrismo aseguran que Carrió equivocó el destinatar­io: actualment­e los dos operadores por excelencia en Comodoro Py son Angelici y Gustavo Arribas, el jefe de los espías.

Para peor, Garavano fue

A Horacio Rodríguez Larreta Carrió no le atiende el teléfono, sigue enojada con él

funcional al alejamient­o de la presidenci­a de la Corte Suprema a uno de los enemigos acérrimos de Lilita, Ricardo Lorenzetti. Es más: la diputada había acordado, con el visto bueno del Grupo Clarín, desplazarl­o del máximo tribunal con un sigiloso retiro. En el Grupo nunca le perdonarán su fallo a favor de la ley de medios, pero sobre todo que Lorenzetti les haya anticipado otro fallo completame­nte distinto al que salió aprobado en plena guerra con el kirchneris­mo.

De todas formas, uno de los pocos que mantuvo sus charlas con Lilita fue José Torello, el abogado y amigo del Presidente. A Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno porteño, no le atiende el teléfono: sigue enojada con él, tal como adelantó PERFIL.

Con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, mantiene un gran recelo: lo culpa de haber “entregado” a Mario Quintana, el ex vicejefe de Gabinete (el único renunciado el fin de semana de revoleo de cambios). Quintana se fue a disfrutar de las montañas en EE.UU. y se enfrascó en la literatura espiritual. Entre sus íntimos asegura no sentir rencor.

“Fue escalando y ahora habla directo con Marcos. El próximo sos vos Mauricio, y te va a traicionar”, le espetó hace poco más de un mes Emilio Monzó, el titular de la Cámara de Diputados, al Presidente. Macri lo miró pero no negó esa teoría.

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FOTOS: CEDOC PERFIL TIEMPOS FELICES. En plena campaña 2017, cuando la tensión por Garavano no florecía.
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