En tiempos de crisis, hasta los espías de la AFI deben ajustarse
El próximo año, el organismo de inteligencia recibirá una suba
Llegó el ajuste al submundo del espionaje. Si bien la Agencia Federal de Inteligencia está lejos de ser el organismo más afectado dentro de un presupuesto a la baja, por primera vez no será uno de los más beneficiados. En los dos primeros años del ciclo macrista, la ex SIDE le había ganado por buen margen a la inflación proyectada, superando los aumentos recibidos por la mayoría de los ministerios nacionales. Ahora, la agencia dirigida por Gustavo Arribas, amigo íntimo de Mauricio Macri, conocerá un clima de austeridad relativa.
En 2019, la agencia a cargo de la inteligencia nacional recibirá una suba presupuestaria del 23,5 por ciento, en situación de empate técnico respecto al aumento global del gasto (24%) y a la inflación prevista (23%). De aprobarse el proyecto impulsado por el Gobierno, el año próximo la AFI contará con unos 2.690 millones de pesos para administrar un plantel de unos 1.800 espías. O sea, unos 511 millones más que los que obtuvo este año.
En el salto de 2017 a 2018, la ex SIDE se metió en el podio de los organismos más premiados. Pasó de los 1.804.468.000 pesos del año pasado, a los 2.178.680.000 actuales, lo que se tradujo en una escalada de 20,74%. Tal suba solo fue superada, y por muy poco, por la de tres ministerios: Trabajo (22,3%), Educación (21,9%) y Desarrollo Social (21,2%). Las demás carteras quedaron bastante relegadas respecto a la Agencia.
De 2016 a 2017, la AFI también había quedado entre los ganadores del reparto presupuestario. Pese a su condición de privilegio dentro de la jerarquía macrista, en ambos años la inflación terminó superando los pronósticos oficiales. Y en 2019 muy probablemente vaya a pasar lo mismo.
Números. Esta vez, la suba en los recursos para hacer inteligencia le ganará porcentualmente a las de: Jefatura de Gabinete, Ministerio del Interior, de Hacienda, de Producción y Trabajo, y de Transporte. Empatará con el aumento previs- to para Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología. Y quedará por debajo del ministerio unificado de Desarrollo Social y Salud.
Hasta mayo del 2016, se podía conocer el uso de los fondos de la AFI, con excepción de los destinados a tareas específicas de inteligencia. Pero Macri eliminó el decreto que permitía el acceso a esa parte de la información. “No hay que confundir falta de transparencia con que el fondo sea reservado”, se justificó Arribas en el Congreso, en una de sus poquísimas apariciones públicas.
Por fuera de la AFI, la Corte Suprema pidió cuadriplicar el presupuesto para realizar escuchas legales. Según adelantó el diario La Nación, los supremos le reclamaron al Ejecutivo un salto de 500 a 2 mil millones de pesos para la Dirección de Captación de Comunicaciones (Dajudeco, ex Ojota).
Manejada por la ex SIDE hasta 2014, en el tramo final del kirchnerismo esa oficina pasó a la Procuración General. Luego Macri se la cedió por decreto a la Corte, pero en un contexto de ajuste, el Gobierno no está dispuesto a cumplir con esa demanda de recursos. En la Dirección trabajan 250 personas, en su mayoría llegados desde el Poder Judicial, por contactos o referencias. En julio de 2016, tras un convenio con la AFI, unos cien espías empezaron a trabajar en la Dajudeco. Según afirman desde ese oficina, la gran mayoría de los agentes ya fue reemplazada.