LA CINTA LE SIENTA BIEN
DESDE QUE ES CAPITAN SUMO NUEVAS FUNCIONES: AHORA CORRE MAS, DISCUTE CON LOS ARBITROS Y ATIENDE A LOS PERIODISTAS. SE CONVIRTIO EN EL LIDER DEL PLANTEL DESPUES DE INIESTA.
ALBERTO BRAVO*
Lionel Messi asumió su nuevo rol como capitán del Barcelona sin rodeos: habla ante los medios, corre como hacía tiempo no se le recordaba, protesta a los árbitros y pronuncia discursos muy alejados de su timidez connatural. Y, por supuesto, lidera con su fútbol en el campo.
Su actuación del miércoles ante el Tottenham Hotspur fue casi otro día en la oficina: hizo dos goles, estrelló dos balones en los palos y lideró a su equipo hacia un importante triunfo 4-2 en Wembley para calmar unas aguas que bajaban algo revueltas tras tres partidos de la Liga española sin ganar.
Messi, además, superó en Londres la distancia recorrida respecto a citas pasadas y sumó más de ocho kilómetros después de que en el anterior partido ante el PSV Eindhoven también hubiese llegado a esas cifras. Durante el Mundial jugado con la Selección argentina, solo ante Nigeria superó los ocho kilómetros re- corridos sobre el campo.
Es indudable que Messi va por la Liga de Campeones. Pero más allá de sus prestaciones futbolísticas, de nuevo sobresalientes, está ofreciendo ahora una característica inédita durante las 14 temporadas que lleva en el primer equipo del Barcelona. Fuera de la Selección argentina por decisión propia, ahora es capitán de su equipo. Con la marcha de Andrés Iniesta al lucrativo retiro de la Liga japonesa, Leo asumió el brazalete y con él todas las obligaciones que ello comporta.
Por ejemplo, fue el encargado de dirigirse a todo el Camp Nou desde el centro del cam- po en la presentación del equipo ante su hinchada. Y lo hizo con el discurso más ambicioso posible: “Prometo hacer todo lo posible para traer la Champions”.
Su papel de capitán también está descubriendo una faceta que hasta ahora permanecía oculta. Así se comprobó el sábado en el partido ante el Athletic de Bilbao, cuando tras el empate 1-1 encaró al árbitro con muy mal humor para criticar su actuación y recibir una tarjeta amarilla. Tampoco era la primera vez esta temporada que protestaba a un colegiado con inusual vehemencia.
Como tampoco está pasando inadvertido su rol ante la prensa. Si después del Athletic apareció ante los medios de comunicación para hablar del empate –y criticar a los defensas por recibir goles–, el miércoles volvió a hablar públicamente para sorpresa de todos. “Está contento y esa felicidad nos viene muy bien”, refrendó su entrenador, Ernesto Valverde, tras su exhibición en Wembley.