TEMPORADA ALTA
Los dos barrios más emergentes de la capital de Costa Rica se poblaron de locales raros y creativos. Allí venden kombucha, cafés propios y ajenos y todo lo mejor que sale del mar y la tierra centroamericana.
En los últimos cinco años, el corazón urbano de San José de Costa Rica viene protagonizando un revival. Durante décadas, el centro cívico padeció cierto abandono y los locales de mayor vuelo gravitaban en torno a suburbios como Escazú y Santa Ana, sede de los grandes shoppings con estilo americano y de las cadenas de restaurantes. Pero recientemente, los expatriados y los costarricenses han inyectado aire fresco a los edificios y viejas casonas del siglo XIX. Los recién llegados, abrieron locales de diseño y hostels con espacios de co-trabajo, reconvirtiendo unos cuantos barrios adyacentes al este del Parque Central en la primera zona cultural y gastronómica de la ciudad. En primer lugar, está Apotecario, una pequeña cervecería que se especializa en destilar sus propias variedades tropicales de cervezas de Bélgica u otros orígenes, además de kombucha. Ofrece un menú local de chacinados y platos típicos y una oferta de jazz y blues en vivo acompaña varias noches a la semana. Bebedero es un antro que atrae a clientes que buscan algo dulce, amargo, bien alcohólico o refrescante para beber y saben que podrán encontrarlo en este pub del canadiense Liz Furlong que prepara sus cócteles añadiéndoles hierbas de la selva, flores y frutos macerados en cacique, el alcohol de caña local. Al sur del Parque Francia, junto a los durmientes abandonados del ferrocarril, un Mercado nació con containers marítimos reciclados. Preparan pizzas horneadas a la leña y gallos, como se llaman a los tacos de Costa Rica. El barrio Amón, construido entre fines del s. XIX y principios del XX por los barones de los cafetales, inauguró hace un año un elegante restaurante que prepara elaborados menús con productos de granja y pesca artesanal. Cordero, sardinas y mucho coco podrían estar en la carta. Para cerrar con un café, está Franco, la cafetería que trae granos de todo el país.